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miércoles, 7 de diciembre de 2011
hoy follamos en casa
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Ritual de Masturbación
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Tengo el brasier a medio caer, rebosan mis pechos grandes y se desabrigan mis pezones, la bombacha despernancada realza mi cuerpo que sin tener medidas perfectas mantiene esa forma de venus que da la cintura estrecha y las caderas salientes, con un vientre casi plano, como una sábana extendida que termina en un pubis desértico de vellos. Dibuja también la silueta de mis lomas traseras, sostenidas por un par de muslos fuertes que protegen la estrechez de un sexo que no ha parido hijos pese a sus 33. Me miro detenidamente, una cabellera rizada, larga y oscura da marco a un rostro que sin tener rasgos especiales forma un cuadro armonioso, ojos cafés, piel dorada, como suele ser una mestiza amazona.
La sangre ardiente de mujer selvática despierta mi erotismo, tengo ganas de tocarme a mi antojo, seducirme, como si yo fuera el amante insaciable a quien quisiera calentar...
No he quitado la vista de mi espejo, me acerco, y un poco fetichista, extiendo mi lengua hacia él, dejo que mi humedad lo empañe, la muevo sinuosa disfrutando de una felación imaginaria, lengüeteando, lamiendo, dejando la huella de mis deseos sobre su piel de cristal, mis manos dibujan las formas de mi silueta, agarro la imagen de mis pechos perdida en él, buscando placer y a pesar de solo sentir el frio de su cuerpo cristalino, tiemblo de ganas, acerco mis pechos desnudos y mis pezones impactan contra aquel vidrio que me acaricia. Como quisiera meterme en él, fundirme con la imagen sensual que el espejo me devuelve…definitivamente soy algo fetichista y me excita mirarme semidesnuda.
Me regalo una caricia desde la nuca hacia mis hombros, bordeo la ruta de mis pechos, los miro enamorada, y eso basta para que desvergonzadamente se disparen, maliciosa lamo mi índice y aplico él bálsamo de mi saliva para calmarlos, pero solo consigo que despierten más. Dejándolos sufrir un poco giro mi cuerpo, devoro el perfil de mi trasero premiándole con un dulce mimo que se deforma en una caricia morbosa.
Flexiono mis rodillas expulsando el cuerpo hacia atrás como una felina que se acomoda para ser cogida, mientras mi rostro se desfigura en gestos que simulan una profunda penetración. Trepo una pierna hacia una silla ubicada estratégicamente, y vuelvo la vista hacia el espejo, mi cabello cubre mi espalda y a la vez deja entrever la forma redondeada de mis caderas, y la rebosante carne de mis glúteos, no miento, se me enerva la piel de ganas y me estremezco con algo parecido a la sensación de tener a un hombre, besando bajo mi cintura, succionando aquel punto prohibido que me hace gemir como una putita desvergonzada que suplica por mas.
Acalorada dejo caer la bombacha, me siento de lado, haciendo que mi cadera exagere su forma curveada, con ansias de ver más, extendiendo mi pierna hacia arriba regalándome la visión lasciva de una tanguita perdida en la línea de mi sexo, ahhh que placer me produce cuando con saña tiro de ella ahorcándomela, imagino una lengua apagando mi fuego, buscando cobijo en mis grutas e inevitablemente la telita suave del encaje toma el tono inconfundible de la humedad.
Cambio de posición, extiendo mi torso hacia atrás, y con suaves caricias alegro mis pechos, mi abdomen, mi vientre, flexiono mis piernas prodigándome más gozo. Desde los tobillos subo por la parte interna de mis muslos, hasta separar mis ingles, abriéndome entera, mis ojos se clavan en aquellos labios sonrosados que escapando de la tanga imploran por un par de dedos morbosos caminando entre ellos, pero no, aún no es tiempo de rozar mi flor, no es tiempo, pero al menos dejo que mi dedo corazón valorice mi humedad, que ya está a punto.
Despierta mi codicia de mirar mi sexo desde otro enfoque, me pongo en cuatro, mis muslos asemejan ser torres que en medio de su ser tiene una gema incrustada, mas bien dos gemas que ansían ser profanadas por mis propios ojos, por mis propios dedos, por mis propios labios, pero no, odiosamente mis labios no podrían regalarme ese milagro…hago a un lado mi interior, el liquido de mi sexo resbala, y como no podría dejar de beber el agua de mi fuente, con dos dedos en forma de cuchara calmo mi sed.
Ya estoy caliente sin duda, mis caderas se agitan, mi sexo pide batalla, la sangre se marca en mis mejillas, y en la transpiración que empiezo a sentir en medio de mis pechos, los junto, paso mi lengua por mis labios, la extiendo para alcanzar aunque sea un milímetro de la piel de mi pecho, no alcanzo, así que sentándome como una diosa, levanto mi sagrada mama y logro que mi lengua roce mis botones y mis labios los atrapen. Qué placer!! felices las que logramos hacerlo!!
Ya nada me frena, recibo de mi misma una ofrenda de caricias que va desde suaves masajes hasta pellizcos apretados, qué más da, si estoy como un animal alebrestado. Separo mis piernas, agacho mi rostro, el perfume que sale de entre mis muslo me excita es un aroma suave a hembra calenturienta, me derrito por tocarme pero no me doy gusto, tengo que esperar hasta matarme de ganas. Retiro la tanguita y con desesperación la percibo, aspiro profundamente llenándome hasta el alma de mi olor carnal, socarrona, me la paso por el cuello, por los pechos por los muslos, … huelo más que nunca a zorra,… una zorra solitaria, que gime y se araña de ganas.
El ritual de calentamiento se ha cumplido, y ahora mi cuerpo clama por el desenlace.
Con locura estrello mi ropa contra el espejo, y me toco, me toco con desesperación, llevo mis manos a mis senos que ansiosos han esperado por las caricias de quien sabe amarlos, los aprieto dejando las huellas de mis dedos sobre ellos, relajo… masajeo… aplasto… mojo…. atornillo… estiro…. les gusta, claro que les gusta, si se erectan exigiendo más, les propicio de nuevas caricias y del placer de ser bañados por mi tibia humedad. Bajo hacia mi vientre deslizando mis manos hasta llegar a mi pubis, subo y me desvío hacia los confines de mis caderas que ansiosas no paran de oscilar, el momento sublime ha llegado, basta de caricias, al fin la flor va a ser profanada…
Mi cuerpo entero conspira en la búsqueda de placer, viajan mis dedos deleitándose en la humedad de mis labios inquietos que desean ser catados como si fueran un buen vino; los extiendo, los separo, deslizo un dedo hacia el interior, otro dedo mas, los muevo pretendiendo nadar en mis profundidades. Qué delicia estoy siendo ensartada por mis propias armas sin la menor piedad, un par de minutos dando batalla, y la guerrera amazona sucumbe ante la mortal herida provocada en medio de sus muslos, gimoteo, gruño, me contraigo presa de un orgasmo intenso que me hace arquear la espalda y gemir de gusto.
Aún disfrutando de las palpitaciones en mi sexo, exploro mi clítoris para alargar el placer, lo acaricio, lo muevo de un lado hacia el otro, masajeo circularmente, horizontalmente que es como más me gusta, he esperado tanto por tocarme que mi cuerpo no necesita mucho para correrse otra vez, quizá no es un segundo orgasmo tal vez es solo uno largo e intenso, que fluye desde mi clítoris hasta perderse en el horizonte de mi culito, mientras mi pobre vagina, se contrae al ser corchada por mis implacables dedos. Gimo a rabiar.
El goce de mi masturbación, solo es comparable, al placer que me produce el mirarme frente al espejo con el rostro de satisfacción, los ojos perdidos, los maxilares apretados, el cabello cayendo en mi cara, el sudor bajando por mis senos, mis muslos abiertos, mi flor gozosa, mis ingles bañadas, y mi silla, mi silla totalmente mojada…
Algo recuperada, me arrodillo frente a mi silla, la acaricio con ternura, con el mismo amor que suelo tener por mi espejo, me inclino sobre ella, lamo su humedad y la seco con mis labios, ya está, ya está lista para un nuevo encuentro...
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La sangre ardiente de mujer selvática despierta mi erotismo, tengo ganas de tocarme a mi antojo, seducirme, como si yo fuera el amante insaciable a quien quisiera calentar...
No he quitado la vista de mi espejo, me acerco, y un poco fetichista, extiendo mi lengua hacia él, dejo que mi humedad lo empañe, la muevo sinuosa disfrutando de una felación imaginaria, lengüeteando, lamiendo, dejando la huella de mis deseos sobre su piel de cristal, mis manos dibujan las formas de mi silueta, agarro la imagen de mis pechos perdida en él, buscando placer y a pesar de solo sentir el frio de su cuerpo cristalino, tiemblo de ganas, acerco mis pechos desnudos y mis pezones impactan contra aquel vidrio que me acaricia. Como quisiera meterme en él, fundirme con la imagen sensual que el espejo me devuelve…definitivamente soy algo fetichista y me excita mirarme semidesnuda.
Me regalo una caricia desde la nuca hacia mis hombros, bordeo la ruta de mis pechos, los miro enamorada, y eso basta para que desvergonzadamente se disparen, maliciosa lamo mi índice y aplico él bálsamo de mi saliva para calmarlos, pero solo consigo que despierten más. Dejándolos sufrir un poco giro mi cuerpo, devoro el perfil de mi trasero premiándole con un dulce mimo que se deforma en una caricia morbosa.
Flexiono mis rodillas expulsando el cuerpo hacia atrás como una felina que se acomoda para ser cogida, mientras mi rostro se desfigura en gestos que simulan una profunda penetración. Trepo una pierna hacia una silla ubicada estratégicamente, y vuelvo la vista hacia el espejo, mi cabello cubre mi espalda y a la vez deja entrever la forma redondeada de mis caderas, y la rebosante carne de mis glúteos, no miento, se me enerva la piel de ganas y me estremezco con algo parecido a la sensación de tener a un hombre, besando bajo mi cintura, succionando aquel punto prohibido que me hace gemir como una putita desvergonzada que suplica por mas.
Acalorada dejo caer la bombacha, me siento de lado, haciendo que mi cadera exagere su forma curveada, con ansias de ver más, extendiendo mi pierna hacia arriba regalándome la visión lasciva de una tanguita perdida en la línea de mi sexo, ahhh que placer me produce cuando con saña tiro de ella ahorcándomela, imagino una lengua apagando mi fuego, buscando cobijo en mis grutas e inevitablemente la telita suave del encaje toma el tono inconfundible de la humedad.
Cambio de posición, extiendo mi torso hacia atrás, y con suaves caricias alegro mis pechos, mi abdomen, mi vientre, flexiono mis piernas prodigándome más gozo. Desde los tobillos subo por la parte interna de mis muslos, hasta separar mis ingles, abriéndome entera, mis ojos se clavan en aquellos labios sonrosados que escapando de la tanga imploran por un par de dedos morbosos caminando entre ellos, pero no, aún no es tiempo de rozar mi flor, no es tiempo, pero al menos dejo que mi dedo corazón valorice mi humedad, que ya está a punto.
Despierta mi codicia de mirar mi sexo desde otro enfoque, me pongo en cuatro, mis muslos asemejan ser torres que en medio de su ser tiene una gema incrustada, mas bien dos gemas que ansían ser profanadas por mis propios ojos, por mis propios dedos, por mis propios labios, pero no, odiosamente mis labios no podrían regalarme ese milagro…hago a un lado mi interior, el liquido de mi sexo resbala, y como no podría dejar de beber el agua de mi fuente, con dos dedos en forma de cuchara calmo mi sed.
Ya estoy caliente sin duda, mis caderas se agitan, mi sexo pide batalla, la sangre se marca en mis mejillas, y en la transpiración que empiezo a sentir en medio de mis pechos, los junto, paso mi lengua por mis labios, la extiendo para alcanzar aunque sea un milímetro de la piel de mi pecho, no alcanzo, así que sentándome como una diosa, levanto mi sagrada mama y logro que mi lengua roce mis botones y mis labios los atrapen. Qué placer!! felices las que logramos hacerlo!!
Ya nada me frena, recibo de mi misma una ofrenda de caricias que va desde suaves masajes hasta pellizcos apretados, qué más da, si estoy como un animal alebrestado. Separo mis piernas, agacho mi rostro, el perfume que sale de entre mis muslo me excita es un aroma suave a hembra calenturienta, me derrito por tocarme pero no me doy gusto, tengo que esperar hasta matarme de ganas. Retiro la tanguita y con desesperación la percibo, aspiro profundamente llenándome hasta el alma de mi olor carnal, socarrona, me la paso por el cuello, por los pechos por los muslos, … huelo más que nunca a zorra,… una zorra solitaria, que gime y se araña de ganas.
El ritual de calentamiento se ha cumplido, y ahora mi cuerpo clama por el desenlace.
Con locura estrello mi ropa contra el espejo, y me toco, me toco con desesperación, llevo mis manos a mis senos que ansiosos han esperado por las caricias de quien sabe amarlos, los aprieto dejando las huellas de mis dedos sobre ellos, relajo… masajeo… aplasto… mojo…. atornillo… estiro…. les gusta, claro que les gusta, si se erectan exigiendo más, les propicio de nuevas caricias y del placer de ser bañados por mi tibia humedad. Bajo hacia mi vientre deslizando mis manos hasta llegar a mi pubis, subo y me desvío hacia los confines de mis caderas que ansiosas no paran de oscilar, el momento sublime ha llegado, basta de caricias, al fin la flor va a ser profanada…
Mi cuerpo entero conspira en la búsqueda de placer, viajan mis dedos deleitándose en la humedad de mis labios inquietos que desean ser catados como si fueran un buen vino; los extiendo, los separo, deslizo un dedo hacia el interior, otro dedo mas, los muevo pretendiendo nadar en mis profundidades. Qué delicia estoy siendo ensartada por mis propias armas sin la menor piedad, un par de minutos dando batalla, y la guerrera amazona sucumbe ante la mortal herida provocada en medio de sus muslos, gimoteo, gruño, me contraigo presa de un orgasmo intenso que me hace arquear la espalda y gemir de gusto.
Aún disfrutando de las palpitaciones en mi sexo, exploro mi clítoris para alargar el placer, lo acaricio, lo muevo de un lado hacia el otro, masajeo circularmente, horizontalmente que es como más me gusta, he esperado tanto por tocarme que mi cuerpo no necesita mucho para correrse otra vez, quizá no es un segundo orgasmo tal vez es solo uno largo e intenso, que fluye desde mi clítoris hasta perderse en el horizonte de mi culito, mientras mi pobre vagina, se contrae al ser corchada por mis implacables dedos. Gimo a rabiar.
El goce de mi masturbación, solo es comparable, al placer que me produce el mirarme frente al espejo con el rostro de satisfacción, los ojos perdidos, los maxilares apretados, el cabello cayendo en mi cara, el sudor bajando por mis senos, mis muslos abiertos, mi flor gozosa, mis ingles bañadas, y mi silla, mi silla totalmente mojada…
Algo recuperada, me arrodillo frente a mi silla, la acaricio con ternura, con el mismo amor que suelo tener por mi espejo, me inclino sobre ella, lamo su humedad y la seco con mis labios, ya está, ya está lista para un nuevo encuentro...
Dejando entrar a la leona 1
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Alba estaba sola en casa, tenia como planes ir a eurodisney con su marido y sus hijos, pero surgió un trabajo de ultima hora y no pudo ir, mientras estaba concentrada en su trabajo, sonó el timbre.
Ella fue y abrió la puerta, nadie, solo un paquete.
No habia remitente, no habia direccion, nada, un paquete blanco, con curiosidad lo abrió.
Su corazon se aceleró al ver el contenido, sales y perfumes de baño, productos de belleza y sobretodo collares hechos de diamantes.
Collares de tobillo, de cuello, de cintura, cogió unos cuantos y los olió.
Alba temblaba, sabia quien los envió, pero…
Sabia lo que le hizo a su marido.
Tapó la caja con fuerza, como si con ello pudiera hacer desaparecer el asunto, pero sabia la verdad, ella viene, ella viene a reclamar su gacela.
Habia una fecha y una hora, era para esta misma noche y la nota meperteneces.
Alba empezó a llamar a su trabajo, diciendo que hoy y mañana faltaria y luego se puso frente al espejo.
Una vez allí, se despojó de sus ropas.
Sus largos cabellos habian crecido de nuevo, llegaban hasta su cintura, tocó sus pechos y los apretó, no le salian leche y su vello vaginal tenia forma de corazón.
Cogió la navaja de afeitar de su marido.
-perdoname esposo.
La navaja cortó quitando la forma de corazon de Alba, dando lugar a un relampago.
Cuando terminó, paso locion de afeitado por su intimidad, se miró a si misma, seguia siendo atractiva a pesar de parir dos veces, pero también sentia que traicionaba a su marido.
Cayó de rodillas mientras se tapaba el rostro con las manos y se echó a llorar, sentia deseo, pero tambien culpa.
Se vistió y fue a comprar, bogabante, ostras, jamon serrano, vino y champagne.
Cuando fue a la carniceria, preguntó de forma inconsciente si tenian carne de serpiente, el carnicero la miró curioso, Alba, avergonzada, pidió jamon serrano.
Tras la compra , preparó una buena comida que consumio en soledad, pero los pensamientos la tomaron, le pareció ver a Gainsborough delante de ella.
-subete a la mesa, garcela mia.
Alba obedeció, se subio en ella.
-baila, despojate de tus ropas – decia Jane con una sonrisa.
Y asi hizo, mientras bailaba, se despojó de su elegante chaleco que cayó suavemente, luego, con ritmo y apretando sus pechos con sus brazos, se despojo de los botones, uno a uno, sentia que le faltaba el valor para hacerlo, pero se despojó de la camisa, mostrando un hermoso sujetador que contenia sus suaves pechos.
Su falda, una falda larga, se desabrochó, descubriendo sus sedosas y largas piernas, protegiendo el tesoro que muchos hombres anelan, habian unas bragas de encaje.
Gainsborough se relamia los labios mientras ordenaba a Alba que se tumbara.
Y asi hizo.
Sentia que Jane se ponia sobre ella, el olor de Gainsborough, como el de un depredador hambriento invadia su ser.
Miedo y deseo eran uno en Alba.
Gainsborough usó sus dientes y arrancó el sujetador de Alba, agarró los pechos de la casada con decision, pero con suavidad, como una mujer sabe hacerlo.
Luego arrancó las bragas con la boca, Alba podia oir la excitada respiracion de Jane a pesar de su propia respiracion llena de deseo, notó como devoraba su almeja, sus manos agarraban la mesa conteniendo el deseo hasta que el orgasmo la invadió tras un largo rato siendo saboreada.
Jane, cogió los espaguetti bolognesa que comia Alba y los restregó por todo su cuerpo, puso la mayoria en la boca de Alba, entonces Jane juntó los labios con los de la casada y comieron esos espaguetti que tenia Alba en la boca.
Cuando ya no habian, sus lenguas se entrelazaron hambrientas de deseo, Alba quiso abrazar a Jane, pero solo pudo anbrazarse a si misma, entonces abrió los ojos.
Todo fue su imaginacion.
Se sorprendio al verse solo vestida con la comida que habia preparado para si, se tapó avergonzada, pero timidamente se lamió los pechos, luego los pezones, cogia los restos de comida de su cuerpo y los llevaba en la boca.
Tras terminar de comer se duchó, su cerebro le atormentaba recordandole lo que le paso hace un momento, estaba claro que deseaba a Jane, pero ¿y su marido? ¿y sus niños? La vida de Jane era peligrosa, no queria poner en peligro a sus retoños.
Empezó a llorar, estaba confundida ¿Qué podia hacer?
Fue a la cama a hacer la siesta, queria estar llena de energia y mantenerse bonita para ella, se puso cremas enbellezedoras e hidratantes y se sumió en el sueño.
Soñó que era una exploradora de finales del XIX, una exploradora que habian capturado, la tribu con sus lanzas rajaron las ropas de Alba, dejandola solo con su sombrero y sus botas.
Entonces apareció Jane, con su traje zulú, levantó la barbilla de Alba con la punta de la lanza mientras su mano acariciaba la indefensa concha de la casada, los dientes de Gainsborough mordieron con suavidad los dulces pechos de la europea, dejando pequeñas marcas, apretando y tirando suavemente los pezones con sus incisivos.
En ese momento, Jane, mordió con fuerza, arrancando carne de los pechos de Alba, saboreando la carne y la sangre de la madre.
Alba se despertó sobresaltada y pegó un grito al ver una sombra que confundió con Jane, su cuerpo desnudo y sudado estaba intacto.
Todo era un sueño.
Pero no podia recibirla asi, tenia que limpiarse, asearse.
Llenó la bañera con agua caliente mientras sus pensamientos llenaban su cabeza, depositó las sales de baño, dando el baño un olor a rosas.
Empezó a tocarse los pechos, tal como lo haria Jane, hasta que llegó ella, se mantuvo fiel a su marido, siempre hizo el amor con el.
Pero ella consiguió romper su fidelidad, ella le arrancó placer, ella la…excitaba.
Se metió suavemente en la bañera, lavó sus largos cabellos con calma y determinacion, pero cuando se pasaba la esponja por su cuerpo, se imaginaba a Gainsborough tocandola, casi no se atrevia a pasarsela por sus pechos, su concha y su culo, pero lo hizo y cuando lo hizo, se imaginaba que Gainsborough la tocaba de forma sensual, como sus labios succionaban sus pezones, como sus dedos acariciaban su clitoris.
Pero tambien pensaba en la posibilidad de que ella se sentase a mirar mientras sus guardaespaldas la violaban una y otra vez, dejandola preñada para luego llevarse a su hijo.
El miedo recorria su cuerpo, no deseaba eso, no deseaba ser una yegua.
Pero no podia decir no, leyó por internet que el poder de Gainsborough habia crecido, controlaba cualquier cosa del sur y la parte occidental de africa.
Salió del baño y se secó totalmente, huntando su cuerpo con cremas hidratantes.
Pero paró asustada, pensó que sus blancas manos eran las negras manos de Gainsborough, agarrando con fuerza sus pechos, sintiendo sus senos de ebano apoyarse a su espalda y sus carnosos labios susurrando lo bonita que es.
Esas manos apretaron sus pezones, agarraron con fuerza sus pechos.
¿no te sale leche? Imaginaba Alba lo que le preguntaria Gainsborough.
Imaginaba la lengua de su peligrosa amante recorriendo su oreja mientras le decia que no importaba, que ella tenia muchos sabores que testar.
Eso la excitaba, su travieso dedo se movió dentro de ella, imaginaba la nariz de Gainsborough oliendo su sudor.
En ese momento apretó los dientes presa de un orgasmo cayendo al suelo, jadeó agotada.
-oh, no, estoy toda sudada, he de volver a bañarme.
Y asi hizo, aseó su dulce cuerpo mientras luchaba con sus propios instintos.
Desnuda, preparó el banquete, lo decoró con esquisitez, no dejó nada al azar.
Solo quedaba el toque final.
Las pulseras de sus tobillos, los brazaletes de oro con forma de serpiente, el collar de cintura, los pendientes, los anillos de mano y el collar de diamantes que apenas tapaba sus pechos.
Se arrodilló en el recibidor, dejando la puerta abierta mientras su corazon latia con fuerza.
El sonido de un coche deteniendose.
La puerta se abre
Alba alza la vista.
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Ella fue y abrió la puerta, nadie, solo un paquete.
No habia remitente, no habia direccion, nada, un paquete blanco, con curiosidad lo abrió.
Su corazon se aceleró al ver el contenido, sales y perfumes de baño, productos de belleza y sobretodo collares hechos de diamantes.
Collares de tobillo, de cuello, de cintura, cogió unos cuantos y los olió.
Alba temblaba, sabia quien los envió, pero…
Sabia lo que le hizo a su marido.
Tapó la caja con fuerza, como si con ello pudiera hacer desaparecer el asunto, pero sabia la verdad, ella viene, ella viene a reclamar su gacela.
Habia una fecha y una hora, era para esta misma noche y la nota meperteneces.
Alba empezó a llamar a su trabajo, diciendo que hoy y mañana faltaria y luego se puso frente al espejo.
Una vez allí, se despojó de sus ropas.
Sus largos cabellos habian crecido de nuevo, llegaban hasta su cintura, tocó sus pechos y los apretó, no le salian leche y su vello vaginal tenia forma de corazón.
Cogió la navaja de afeitar de su marido.
-perdoname esposo.
La navaja cortó quitando la forma de corazon de Alba, dando lugar a un relampago.
Cuando terminó, paso locion de afeitado por su intimidad, se miró a si misma, seguia siendo atractiva a pesar de parir dos veces, pero también sentia que traicionaba a su marido.
Cayó de rodillas mientras se tapaba el rostro con las manos y se echó a llorar, sentia deseo, pero tambien culpa.
Se vistió y fue a comprar, bogabante, ostras, jamon serrano, vino y champagne.
Cuando fue a la carniceria, preguntó de forma inconsciente si tenian carne de serpiente, el carnicero la miró curioso, Alba, avergonzada, pidió jamon serrano.
Tras la compra , preparó una buena comida que consumio en soledad, pero los pensamientos la tomaron, le pareció ver a Gainsborough delante de ella.
-subete a la mesa, garcela mia.
Alba obedeció, se subio en ella.
-baila, despojate de tus ropas – decia Jane con una sonrisa.
Y asi hizo, mientras bailaba, se despojó de su elegante chaleco que cayó suavemente, luego, con ritmo y apretando sus pechos con sus brazos, se despojo de los botones, uno a uno, sentia que le faltaba el valor para hacerlo, pero se despojó de la camisa, mostrando un hermoso sujetador que contenia sus suaves pechos.
Su falda, una falda larga, se desabrochó, descubriendo sus sedosas y largas piernas, protegiendo el tesoro que muchos hombres anelan, habian unas bragas de encaje.
Gainsborough se relamia los labios mientras ordenaba a Alba que se tumbara.
Y asi hizo.
Sentia que Jane se ponia sobre ella, el olor de Gainsborough, como el de un depredador hambriento invadia su ser.
Miedo y deseo eran uno en Alba.
Gainsborough usó sus dientes y arrancó el sujetador de Alba, agarró los pechos de la casada con decision, pero con suavidad, como una mujer sabe hacerlo.
Luego arrancó las bragas con la boca, Alba podia oir la excitada respiracion de Jane a pesar de su propia respiracion llena de deseo, notó como devoraba su almeja, sus manos agarraban la mesa conteniendo el deseo hasta que el orgasmo la invadió tras un largo rato siendo saboreada.
Jane, cogió los espaguetti bolognesa que comia Alba y los restregó por todo su cuerpo, puso la mayoria en la boca de Alba, entonces Jane juntó los labios con los de la casada y comieron esos espaguetti que tenia Alba en la boca.
Cuando ya no habian, sus lenguas se entrelazaron hambrientas de deseo, Alba quiso abrazar a Jane, pero solo pudo anbrazarse a si misma, entonces abrió los ojos.
Todo fue su imaginacion.
Se sorprendio al verse solo vestida con la comida que habia preparado para si, se tapó avergonzada, pero timidamente se lamió los pechos, luego los pezones, cogia los restos de comida de su cuerpo y los llevaba en la boca.
Tras terminar de comer se duchó, su cerebro le atormentaba recordandole lo que le paso hace un momento, estaba claro que deseaba a Jane, pero ¿y su marido? ¿y sus niños? La vida de Jane era peligrosa, no queria poner en peligro a sus retoños.
Empezó a llorar, estaba confundida ¿Qué podia hacer?
Fue a la cama a hacer la siesta, queria estar llena de energia y mantenerse bonita para ella, se puso cremas enbellezedoras e hidratantes y se sumió en el sueño.
Soñó que era una exploradora de finales del XIX, una exploradora que habian capturado, la tribu con sus lanzas rajaron las ropas de Alba, dejandola solo con su sombrero y sus botas.
Entonces apareció Jane, con su traje zulú, levantó la barbilla de Alba con la punta de la lanza mientras su mano acariciaba la indefensa concha de la casada, los dientes de Gainsborough mordieron con suavidad los dulces pechos de la europea, dejando pequeñas marcas, apretando y tirando suavemente los pezones con sus incisivos.
En ese momento, Jane, mordió con fuerza, arrancando carne de los pechos de Alba, saboreando la carne y la sangre de la madre.
Alba se despertó sobresaltada y pegó un grito al ver una sombra que confundió con Jane, su cuerpo desnudo y sudado estaba intacto.
Todo era un sueño.
Pero no podia recibirla asi, tenia que limpiarse, asearse.
Llenó la bañera con agua caliente mientras sus pensamientos llenaban su cabeza, depositó las sales de baño, dando el baño un olor a rosas.
Empezó a tocarse los pechos, tal como lo haria Jane, hasta que llegó ella, se mantuvo fiel a su marido, siempre hizo el amor con el.
Pero ella consiguió romper su fidelidad, ella le arrancó placer, ella la…excitaba.
Se metió suavemente en la bañera, lavó sus largos cabellos con calma y determinacion, pero cuando se pasaba la esponja por su cuerpo, se imaginaba a Gainsborough tocandola, casi no se atrevia a pasarsela por sus pechos, su concha y su culo, pero lo hizo y cuando lo hizo, se imaginaba que Gainsborough la tocaba de forma sensual, como sus labios succionaban sus pezones, como sus dedos acariciaban su clitoris.
Pero tambien pensaba en la posibilidad de que ella se sentase a mirar mientras sus guardaespaldas la violaban una y otra vez, dejandola preñada para luego llevarse a su hijo.
El miedo recorria su cuerpo, no deseaba eso, no deseaba ser una yegua.
Pero no podia decir no, leyó por internet que el poder de Gainsborough habia crecido, controlaba cualquier cosa del sur y la parte occidental de africa.
Salió del baño y se secó totalmente, huntando su cuerpo con cremas hidratantes.
Pero paró asustada, pensó que sus blancas manos eran las negras manos de Gainsborough, agarrando con fuerza sus pechos, sintiendo sus senos de ebano apoyarse a su espalda y sus carnosos labios susurrando lo bonita que es.
Esas manos apretaron sus pezones, agarraron con fuerza sus pechos.
¿no te sale leche? Imaginaba Alba lo que le preguntaria Gainsborough.
Imaginaba la lengua de su peligrosa amante recorriendo su oreja mientras le decia que no importaba, que ella tenia muchos sabores que testar.
Eso la excitaba, su travieso dedo se movió dentro de ella, imaginaba la nariz de Gainsborough oliendo su sudor.
En ese momento apretó los dientes presa de un orgasmo cayendo al suelo, jadeó agotada.
-oh, no, estoy toda sudada, he de volver a bañarme.
Y asi hizo, aseó su dulce cuerpo mientras luchaba con sus propios instintos.
Desnuda, preparó el banquete, lo decoró con esquisitez, no dejó nada al azar.
Solo quedaba el toque final.
Las pulseras de sus tobillos, los brazaletes de oro con forma de serpiente, el collar de cintura, los pendientes, los anillos de mano y el collar de diamantes que apenas tapaba sus pechos.
Se arrodilló en el recibidor, dejando la puerta abierta mientras su corazon latia con fuerza.
El sonido de un coche deteniendose.
La puerta se abre
Alba alza la vista.
Masturbarme
Categories :
Silencio en mi casa. Nocturnidad en el ambiente. Hora de masturbarme.
Mi sofá… Una chaise long de tapizado elegante con un capitoné que mina un poco la moral, la verdad. Una película porno en el televisor… de esas que te ofrecen gratis en las cadenas mediocres para ganar audiencia en los chat a las tantas de la mañana. Las piernas abiertas y flexionadas, los pies apoyados descalzos sobre la mesa de salón. Una simple camiseta de asillas y unas braguitas de encaje blanco por toda vestimenta, ya que hace calor, o yo lo tengo. En la pantalla del televisor una tía de grandes tetas le hace una mamada a una enorme polla sin rostro. Los grandes huevos del tipo chocan contra la barbilla de la rubia de bote, a la que por mucho que quiera evitarlo se le nota la raíz en las tomas de cerca. Es la primera imagen… la historia promete. Cierro los ojos y dejo que los jadeos del actor invadan mis sentidos y me enciendan el coño. Me encanta escuchar a un hombre jadear cuando se la chupan, me parece que es lo único real en una peli de esas. Mi coño está mojado, resbaladizo, brillante. No puedo verlo, pero sé que es así. Lo he vigilado cientos de veces mientras me coloco frente al espejo de mi dormitorio, viendo como me corro, observando sus cambios cuando me sobreviene el orgasmo. Me gusta saberlo rojo, hinchado, latente…
Y ahora está así. Después de haberte leído, después de haberme imaginado lo que me describías con tanto detalle, después de haberme excitado tanto con tus palabras que no puedo reprimir la imagen de verme follada por tu verga venosa, ensartada hasta gemir de gusto, pidiendo clemencia. No se apartan de mi cerebro las escenas que me regalaste con tus letras, esas que te imagino escribiendo empalmado y con la mano aferrada a tu polla bajo la mesa. Relato que costó terminar, porque no dejabas de masturbarte mientras también pensabas en mí y tener solo una mano libre para hacerlo entorpece la tarea. Pensabas en mi coño, lo imagino así, y eso me lo altera... Está tan caliente que no sé si con solo soplar sobre él me llegaría a correr. Sentir mi aliento cálido sobre la funda del clítoris hinchada, dulce perversión. Si solo llegara… Dios, si mi lengua llegara…
Mis braguitas están mojadas. Rectifico, completamente empapadas. El forrito diminuto que cubre mi pubis podría devolverme perfectamente el sabor de mi coño ahora, al llevármelas a la boca y lamerlas. Saborear mi sabor de la tela… algo mucho más cercano y factible que calme mis necesidades. Pero no, ahora me niego. Hoy las bragas se quedan ahí, en los muslos. Las bajo lo imprescindible para llegar a poder meter mi mano entre mis piernas, y las veo desde el ángulo que me permiten mis tetas tiesas, esperando atenciones. Y los dedos se entierran entre los labios, se deslizan con total impunidad entre mis pliegues hasta llegar a la entrada de mi vagina. Dos dedos sobre ella, sobre su abertura caliente y mojada. La palma sobre el clítoris, sintiéndolo latir…
Retiro los dedos siguiendo mis surcos a la vez que abro los ojos para mirar la pantalla del televisor. A la tía se la está enculando el actor de una forma impresionante, posturas imposibles si no estás curtido en un gimnasio. La polla entra y sale a buen ritmo acompañada del sonido húmedo del chapoteo cuando hay mucha saliva de por medio. Y es que el actor no deja de escupirse en la polla cada par de embestidas, haciendo resbaladiza la entrada estrecha de su compañera. Las tetas de la actriz se mueven con soltura y sus gemidos compiten con los de él y con las nalgadas que le propina el otro en el reparto. Me empapo de la visión mientras cierro los dos dedos sobre el clítoris, dejándolo en medio de ambos. Lo aprieto y lo siento salir de su funda, y al hacerlo me recorre una sensación escalofriante desde los riñones hasta la parte trasera de las rodillas. Ahí está, pidiendo guerra. Sabe lo que quiere, y yo sé como dárselo.
Tus palabras saliendo en la pantalla de mi ordenador a medida que muevo el cursor del ratón, el relato que me dedicaste y que hizo que se me encendiera mucho más que el coño... eso es lo que intento recordar, y no las imágenes baratas que ahora observo. Cierto es que soy tan visual como un hombre, pero eran mucho más morbosas tus escenas, tus comentarios y guiños, tu entregada prosa perversa hacia las partes de mi anatomía que más te inspiraban lo que me tienen ardiendo y llameando. Solo los oídos atentos, pues... En mi mente puedo volver a dibujar tu mundo, los sonidos los tomaré prestados de los que publicitan el chat.
Siempre utilizo el dedo corazón para masturbarme. Clavo la uña en el punto en que se descapucha y lo muevo con ritmos cortos al principio, bordeándolo, aprisionándolo con círculos cada vez más cerrados. Lo siento caliente y duro bajo la yema del dedo, y siento el roce de la uña sobre la delicada piel de la entrepierna, lesionándolo… Me encanta. Sé que en unas horas sentiré la herida, pero ahora me gusta hacerlo sufrir un poco.
A medida que mis jadeos se hacen cada vez más audibles mi mano cobra fuerza en el movimiento. El dedo se cansa, por lo que tengo que ayudarlo con toda la muñeca, con círculos y pellizcos que se extienden casi desde el codo. Me pone muy caliente saberme cansada, saber que llevo rato tocándome y que todavía puedo aguantar un poco más. Me sudan los muslos, mi coño pide ser poseído y yo le niego mis dedos dentro, para no perder la concentración sobre esa zona tan sensible que me tiene completamente absorbida. Me gusta cómo me lo hago… como no me va a gustar…
Mis pezones piden guerra. Duros. Duros bajo la camiseta de algodón. Los veo oscuros bajo la tela blanca, enmarcados por el sudor que se arremolina al final de mis tetas. La tela se pega a ellos y solo tengo que mover la prenda para acariciarlos con ella. Tirar hacia abajo y luego soltar… Volver a tirar y ver como se hunden si la presión es excesiva. Pobres pezones. Tiesos, sin una lengua masculina que se los lleve a la boca, o unos dedos intranquilos que los pellizquen con saña. Ni unas pinzas, que también sugeriste en alguna de tus morbosas escenas, se aferran a ellos para darles algo de consuelo. Pobres pezones. Ahora no os toca…
Es mi clítoris el que me mata. Arde, chispea, duele… Siento que mis movimientos me están llevando al límite, como debo bajarlo si no quiero correrme en ese momento. Pero, ¡qué coño! Claro que quiero correrme, ya tendré otro en cinco minutos… más lento. Ahora lo quiero salvaje, ese que me está destrozando las entrañas con su calor, ese que me has provocado tú con tus palabras. Ese orgasmo que te morirías por presenciar desde el otro lado, ese que no te he regalado, pero que tampoco has pedido.
Y me abandono cuando me llega el estallido. La espalda se me arquea, se me tensan las piernas y el culo se aprieta contra el sofá. Mis gemidos superan los de la actriz en la tele. Las imágenes se desdibujan en mi mente mientras me fundo con el calor de la entrepierna; tu mano, que imaginaba acompañando la mía en mis movimientos, desaparece para volver a tu lado y meneártela con saña tras habérmela prestado un rato como me prestaste tu relato. Gimo, jadeo, blasfemo...
Fuerte corrida.
La mano me aprieta el coño y la palma lo palpa para sentirlo latir; sentir como se moja más si se puede. La palma lo calma… porque quiero otro.
Y en este voy a usar las dos manos…
Read more...
Mi sofá… Una chaise long de tapizado elegante con un capitoné que mina un poco la moral, la verdad. Una película porno en el televisor… de esas que te ofrecen gratis en las cadenas mediocres para ganar audiencia en los chat a las tantas de la mañana. Las piernas abiertas y flexionadas, los pies apoyados descalzos sobre la mesa de salón. Una simple camiseta de asillas y unas braguitas de encaje blanco por toda vestimenta, ya que hace calor, o yo lo tengo. En la pantalla del televisor una tía de grandes tetas le hace una mamada a una enorme polla sin rostro. Los grandes huevos del tipo chocan contra la barbilla de la rubia de bote, a la que por mucho que quiera evitarlo se le nota la raíz en las tomas de cerca. Es la primera imagen… la historia promete. Cierro los ojos y dejo que los jadeos del actor invadan mis sentidos y me enciendan el coño. Me encanta escuchar a un hombre jadear cuando se la chupan, me parece que es lo único real en una peli de esas. Mi coño está mojado, resbaladizo, brillante. No puedo verlo, pero sé que es así. Lo he vigilado cientos de veces mientras me coloco frente al espejo de mi dormitorio, viendo como me corro, observando sus cambios cuando me sobreviene el orgasmo. Me gusta saberlo rojo, hinchado, latente…
Y ahora está así. Después de haberte leído, después de haberme imaginado lo que me describías con tanto detalle, después de haberme excitado tanto con tus palabras que no puedo reprimir la imagen de verme follada por tu verga venosa, ensartada hasta gemir de gusto, pidiendo clemencia. No se apartan de mi cerebro las escenas que me regalaste con tus letras, esas que te imagino escribiendo empalmado y con la mano aferrada a tu polla bajo la mesa. Relato que costó terminar, porque no dejabas de masturbarte mientras también pensabas en mí y tener solo una mano libre para hacerlo entorpece la tarea. Pensabas en mi coño, lo imagino así, y eso me lo altera... Está tan caliente que no sé si con solo soplar sobre él me llegaría a correr. Sentir mi aliento cálido sobre la funda del clítoris hinchada, dulce perversión. Si solo llegara… Dios, si mi lengua llegara…
Mis braguitas están mojadas. Rectifico, completamente empapadas. El forrito diminuto que cubre mi pubis podría devolverme perfectamente el sabor de mi coño ahora, al llevármelas a la boca y lamerlas. Saborear mi sabor de la tela… algo mucho más cercano y factible que calme mis necesidades. Pero no, ahora me niego. Hoy las bragas se quedan ahí, en los muslos. Las bajo lo imprescindible para llegar a poder meter mi mano entre mis piernas, y las veo desde el ángulo que me permiten mis tetas tiesas, esperando atenciones. Y los dedos se entierran entre los labios, se deslizan con total impunidad entre mis pliegues hasta llegar a la entrada de mi vagina. Dos dedos sobre ella, sobre su abertura caliente y mojada. La palma sobre el clítoris, sintiéndolo latir…
Retiro los dedos siguiendo mis surcos a la vez que abro los ojos para mirar la pantalla del televisor. A la tía se la está enculando el actor de una forma impresionante, posturas imposibles si no estás curtido en un gimnasio. La polla entra y sale a buen ritmo acompañada del sonido húmedo del chapoteo cuando hay mucha saliva de por medio. Y es que el actor no deja de escupirse en la polla cada par de embestidas, haciendo resbaladiza la entrada estrecha de su compañera. Las tetas de la actriz se mueven con soltura y sus gemidos compiten con los de él y con las nalgadas que le propina el otro en el reparto. Me empapo de la visión mientras cierro los dos dedos sobre el clítoris, dejándolo en medio de ambos. Lo aprieto y lo siento salir de su funda, y al hacerlo me recorre una sensación escalofriante desde los riñones hasta la parte trasera de las rodillas. Ahí está, pidiendo guerra. Sabe lo que quiere, y yo sé como dárselo.
Tus palabras saliendo en la pantalla de mi ordenador a medida que muevo el cursor del ratón, el relato que me dedicaste y que hizo que se me encendiera mucho más que el coño... eso es lo que intento recordar, y no las imágenes baratas que ahora observo. Cierto es que soy tan visual como un hombre, pero eran mucho más morbosas tus escenas, tus comentarios y guiños, tu entregada prosa perversa hacia las partes de mi anatomía que más te inspiraban lo que me tienen ardiendo y llameando. Solo los oídos atentos, pues... En mi mente puedo volver a dibujar tu mundo, los sonidos los tomaré prestados de los que publicitan el chat.
Siempre utilizo el dedo corazón para masturbarme. Clavo la uña en el punto en que se descapucha y lo muevo con ritmos cortos al principio, bordeándolo, aprisionándolo con círculos cada vez más cerrados. Lo siento caliente y duro bajo la yema del dedo, y siento el roce de la uña sobre la delicada piel de la entrepierna, lesionándolo… Me encanta. Sé que en unas horas sentiré la herida, pero ahora me gusta hacerlo sufrir un poco.
A medida que mis jadeos se hacen cada vez más audibles mi mano cobra fuerza en el movimiento. El dedo se cansa, por lo que tengo que ayudarlo con toda la muñeca, con círculos y pellizcos que se extienden casi desde el codo. Me pone muy caliente saberme cansada, saber que llevo rato tocándome y que todavía puedo aguantar un poco más. Me sudan los muslos, mi coño pide ser poseído y yo le niego mis dedos dentro, para no perder la concentración sobre esa zona tan sensible que me tiene completamente absorbida. Me gusta cómo me lo hago… como no me va a gustar…
Mis pezones piden guerra. Duros. Duros bajo la camiseta de algodón. Los veo oscuros bajo la tela blanca, enmarcados por el sudor que se arremolina al final de mis tetas. La tela se pega a ellos y solo tengo que mover la prenda para acariciarlos con ella. Tirar hacia abajo y luego soltar… Volver a tirar y ver como se hunden si la presión es excesiva. Pobres pezones. Tiesos, sin una lengua masculina que se los lleve a la boca, o unos dedos intranquilos que los pellizquen con saña. Ni unas pinzas, que también sugeriste en alguna de tus morbosas escenas, se aferran a ellos para darles algo de consuelo. Pobres pezones. Ahora no os toca…
Es mi clítoris el que me mata. Arde, chispea, duele… Siento que mis movimientos me están llevando al límite, como debo bajarlo si no quiero correrme en ese momento. Pero, ¡qué coño! Claro que quiero correrme, ya tendré otro en cinco minutos… más lento. Ahora lo quiero salvaje, ese que me está destrozando las entrañas con su calor, ese que me has provocado tú con tus palabras. Ese orgasmo que te morirías por presenciar desde el otro lado, ese que no te he regalado, pero que tampoco has pedido.
Y me abandono cuando me llega el estallido. La espalda se me arquea, se me tensan las piernas y el culo se aprieta contra el sofá. Mis gemidos superan los de la actriz en la tele. Las imágenes se desdibujan en mi mente mientras me fundo con el calor de la entrepierna; tu mano, que imaginaba acompañando la mía en mis movimientos, desaparece para volver a tu lado y meneártela con saña tras habérmela prestado un rato como me prestaste tu relato. Gimo, jadeo, blasfemo...
Fuerte corrida.
La mano me aprieta el coño y la palma lo palpa para sentirlo latir; sentir como se moja más si se puede. La palma lo calma… porque quiero otro.
Y en este voy a usar las dos manos…
Experiencias anales de un aventurero
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Hola, voy a mencionar brevemente mis gustos:
Soy hombre y me gusta todo de las mujeres, todo el cuerpo en general, especialmente los pies ;)...sus fluidos tambien me llaman la atencion, especialmente el nectar de un yoni :) y su orina.
Mi motivacion de este relato es gracias a la historia de RavenS (Un platano por detras) Entre mis gustos esta la placentera masturbacion que he ido llenando con variaciones desde que la descubri por primera vez en la ducha :).
En esta historia quiero contar especialmente como han sido mis experiencias anales que me gustan muchisimo porque siento que toco el cielo, hasta siento que cambio de cuerpo y que mi alma se transporta mas alla de lo fisico, es DELICIOSO, no se imaginan cuanto, deseo (si es posible) que esta historia sirva de motivacion para los demas pues pienso que la autosatisfaccion es un universo inmenso, definitivamente pienso que es el preludio al amor en pareja ya que solo conociendose a si mismo primero, se puede llegar a conocer a otra persona despues.
Mis primeras experiencias fueron con mis dedos, primero solo el indice y lo envolvia en un plastico (Jajajajaja), en ese tiempo me daba 'asco' tal vez por la asociacion mental que la cultura impone a esa parte del cuerpo, en fin, despues me metia dos y tres dedos pero no mas, luego creo que inconscientemente con el pasar del tiempo empece a sentir agrado por mis fluidos y sobre todo los relacionados con el sexo.
Con el pasar del tiempo deje de usar el plastico y me metia uno, dos y tres dedos al tiempo y luego me los chupaba, todo esto mientras estaba en la ducha, me gusta muchisimo sentir el interior de mi cuerpo sobre todo la textura, sentir los pliegues de lo que creo que es el intestino o el colon, sentir el calor de ese tejido, sentir la glandula que esta cerca, hacer una leve presion y soltar, y lo que mas me gusta es meter mi dedo indice hasta donde me es posible y sentir el camino y la dimension de mi interior. De verdad que es una sensacion placentera, MARAVILLOSA, poder sentirse uno mismo por dentro es increiblemente excitante, hacer esas 'locuras' me producia unas erecciones tremendas hasta el punto de eyacular despues de acariciar y explorar solamente con mi dedo todo mi interior :).
En esos tiempos paso algo como dijo alguien por ahi (No sabes si algo no te gusta hasta que lo pruebas) y pues asi fue como empece a sentir curiosidad por probar mi propia shit, me masturbaba lenta y vigorosamente mi lingam con una mano mientras con la otra me metia un dedo y sacaba un poco de mi shit y la probaba, la degustaba y me la tragaba, en los dias previos a hacer esas 'locuras' trataba de comer mucha fruta para que fuera mas agradable el sabor, sin embargo ese gusto duro muy poco... Si bien la textura y el olor eran 'exoticos', nunca pude llegar a sentir completo placer con el sabor de mi shit, lo cual hizo que dejara ese gusto y buscara nuevos horizontes.
Fue cuando no pude aguantar la curiosidad, esa que le da a uno como ser humano cuando va a probar algo nuevo y se tiene expectativa respecto a como es y como se siente...fue entonces cuando empece a meterme lapices, esferos y tallos de flores, (hasta 5 cm no mas) claro que seguia metiendome dedos, pero el hecho de meterme cosas inanimadas me producia una sensacion nueva, meterlas y luego sacarlas para chuparlas, pienso que es un poco ironico pues el sabor de mi shit no me agrada mucho (tal vez porque esta muy concentrado) sin embargo me gusta en extremo chupar las cosas que me meto...en fin.
En mis intentos por meterme cosas locas, un dia que mis padres no estaban en casa decidi meterme la boca de la manguera con la que se riegan las plantas, creo que ese fue mi inicio (sin darme cuenta) en los enemas (que es algo que tambien me gusta muchisimo), conectaba el otro extremo de la manguera a la llave y la abrio despacio y disfrutaba la sensacion del agua fria entrando en mi, abria la llave un poco mas y luego la cerraba...
Al principio lo hacia solo por la sensacion, pero despues empece a masturbarme al mismo tiempo que me metia agua, me metia agua hasta que llegaba a un momento en que sentia que no aguantaba mas y tenia que ir al sanitario a botar toda esa agua...WOW que era un super placer sentir que mi interior quedaba limpio porque podia meterme los dedos y salian limpios, ademas podia sentir mas sensible mis tejidos internos (tal vez porque el agua fria me anestesiaba un poco).
Fue entonces cuando le encontre uso a un aparato que hay en mi casa que se llama bidet, este es un coso parecido al sanitario pero tiene una fuente de agua en la base donde uno se sienta y tiene llaves de agua fria y caliente como un lavamanos...
En fin fue la gloria 'descubrir' un uso para ese aparato pues cuando me quedaba solo en la casa me preparaba para mi sesion de masturbacion en la que empezaba sentandome en el bidet y abria las llaves de forma que salia agua tibia.... WOW, que el agua tibia es muchisimo mejor que la fria, la caliente quema un poco, ademas algunas veces mientras me masturbaba y metia agua en mi interior, lograba escuchar como mi estomago (o mis intestinos) se 'movian', creo que era por la cantidad de agua que me metia, abria la llave completamente y me quedaba sentado masturbandome lentamente todo lo que podia aguantar, porque llegaba el punto en que la presion del agua que tenia adentro me obligaba a ir al sanitario a expulsarla. :) :) Si que estoy emocionado contando esto, tengo una ereccion tremenda la cual voy a satisfacer cuando termine con mi historia...
Quedando satisfecho con los enemas (sin saberlo), sabia que mis juegos anales deben incluir exploracion con los dedos, chupada de dedos e insercion de agua tibia para limpiar mi interior.
Fue despues que empece a sentir curiosidad por llegar mas alla y meti en el mundo de los vegetales y las frutas, :D muchas veces sueño con meterme un pepino pero mi ano no tiene tanta flexibilidad para abrirse como para soportar un pepino, asi que empece a probar con cositas pequeñas, me metia zanahorias aunque las pelaba y lavaba bien y las metia hasta donde podia sin llegar a sentir dolor (no usaba ninguna crema en ese tiempo :( ), tambien me metia uvas aunque a veces me preocupaba que despues no las pudiera sacar (Jajajaja), muchas veces me meto uvas o fresas pequeñitas y las hundo completamente, que se metan completas en mi ano.
No se porque pero al masturbarme y sentir que tengo algo dentro en mi ano (que no se despues como voy a sacar :D ), me producia una sensacion maxima claro que despues de bombear y eyacular, sentia ganas de ir al sanitario y aquellas fruticas que me metia salian solas junto con mi shit.
La cosa mas loca que me he metido **y que me meto**, son los bananos sobre todo sin cascara, completamente peladitos.
Me gustan muchisimo asi porque los bananos empiezan a deshacerse con la friccion y la pulpa sirve como un lubricante natural y que ademas deja un sabor super agradable en el ano como para meterse los dedos y chuparselos de placer.
Eso es lo que lleno el vacio que me dejo aquella experiencia con el sabor de mi shit, oh my god, que si disfruto con los bananos, siempre que me pongo caliente y que estoy ansioso de satisfaccion anal, busco en la cocina un banano mas o menos larguito y mas o menos ancho, que sea lo mas parecido a un lingam sin ser tan grueso como un pepino (Jajajaja :D ), se que hasta ahora no he usado cremas ni lubricantes, solo los que me da mi propio cuerpo, asi que siempre que empiezo es un poquito dificil pues mi ano esta seco, el banano esta seco y mi lingam no ha producido suficiente lubricante como para facilitar el proceso.
Asi que lo que hago es pelar el banano (a veces parto el banano por la mitad de forma que quedan dos lingam chiquitos), entonces acerco lenta y suavemente la punta seca y fria del banano a mi ano, es como sentir cosquillas pues toda mi piel esta caliente y sensible, y al sentir esa punta fria imagino que es la lengua de la mujer de mis sueños jugando en mi ano, hacer eso me excita rapidamente mi lingam se hincha y empieza a producir ese delicioso jugo,...
**por cierto he olvidado mencionar que disfruto mucho probando y tragando mi liquido preseminal y sobre todo el semen, la tibiez y sabor del semen son exquisitos (NOTA: Comer frutas hace que el sabor del semen sea mas agradable, eviten tanta carne, vegetales y leche)**...
Entonces cuando he entrado en calor empiezo a hacer inserciones muy leves, acaricio el contorno de mi ano con la punta del banano (el cual empieza a ablandarse por la presion que hago contra mi ano), acaricio mi perineo y tambien chupo la punta del banano, menos mal que sabe tan rico el banano, cuando ya he logrado lubricar la punta del banano empiezo a hacer penetraciones un poco mas profundas... lentas y profundas...lo saco y lo meto suavemente simulando el movimiento de un lingam.
Es entonces despues de meter y sacar el banano tantas veces que empieza a ablandarse entonces respiro profundamente y relajo mis musculos, y me meto el banano (o la mitad del banano) hasta donde mas pueda dejando un extremo para poder sacarlo o hacerlo girar...al principio hacia esto estando de lado sobre mi cama o estando en la posicion de perrito, ahora lo hago siempre estando boca arriba cierro los ojos y pienso que alguien me penetra...
**Tal vez sea un pensamiento homosexual pero sueño que tengo un doble de mi y que el me penetra y yo a el, y que ambos nos damos placer, WOW :D ** Cuando he logrado meterme esa parte de banano, aprieto las piernas y empiezo a masturbarme lento y luego rapido, es de dioses masturbarse fuertemente apretando los musculos y sintiendo que hay algo en tu ano, despues empece a practicar mucho una posicion que es mas comun en mujeres creo, (es la posicion cuando una mujer cabalga sobre el lingam del hombre), lo que hago es que me meto el banano y me siento en la cama con las piernas dobladas apretando mi nalgas y mi cola contra la cama, de forma que con las piernas puedo controlar el movimiento de arriba hacia abajo como si yo estuviera cabalgando sobre un lingam...
Esta posicion es la que MAS placer me ha dado hasta el momento, porque siento que entra y sale el banano con una facilidad, con una como diria...'dulzura' al mismo tiempo masturbo mi lingam, me acaricio las tetillas y las plantas de mis pies,ahhhhhhhhhhhhhhhh, que placer mas MARAVILLOSO, hay veces que no puedo aguantar la sensacion y eyaculo demasiado rapido...
A veces pienso que haciendo esa posicion es como si encontrara mi punto G (bueno, si es que los hombres tenemos uno), ultimamente siempre trato de levantar una de mis piernas (la derecha) de forma que si me inclino alcanzo a lamer la planta de mi pie, al mismo tiempo con una mano me masturbo y con la otra mano y la otra pierna me ayudo para meter y sacar el banano, es la posicion mas dificil pero es la que mas placer me da, porque incluye las tres cosas en las que encuentro mas satisfaccion, ahhhhhhhhhh...
Siempre que hago esa posicion trato de aguantar mas y mas para alargar el placer ahh y ni mencionar que a veces el banano se ha ablandado tanto que empieza a deshacerse y en esas bombeadas de mete y saca se me mete ENTERO...la primera vez me dio miedo porque no sabia como hacer para sacarme eso...pero entonces lo que hice fue acostarme de espaldas y meter mi dedo indice y explorar mi interior buscando el banano empezar a sacarlo por pedazos...
Menos mal el banano se deshace, si no me hubieran tenido que operar (Jajajajaja)....
Definitivamente para mi, el banano es la fruta que mas se asemeja al lingam y a mi juicio es la mas conveniente para hacer juegos anales, pues tiene una textura que facilita la insercion anal y ademas deja un sabor tan delicioso que nadie se puede negar a saborear una ano que ha sido lubricado con un banano...
Jum, y eso que no mencione que en mis sesiones anales, disfruto tambien de mi orina cuando estoy en la ducha me gusta sentirla sobre mi cara y mi cuerpo, pero cuando estoy en la cama asumo una posicion como de contorsionista de forma que mi lingam queda encima de mi cara, de esta forma puedo orinar de forma controlada y tragar poco a poco toda la orina que sale de mi cuerpo...aqui tambien afecta mucho la dieta que se tenga, como siempre la dieta de las frutas da los mejores sabores a los fluidos...
En fin, de corazon puedo decir que las practicas de masturbacion que hago ahora me dejan muy satisfecho y feliz conmigo mismo...he disfrutado mucho escribiendo esto y como dije al principio, deseo que sirva de inspiracion a alguien mas que tal vez hace algo parecido o que quiere hacerlo y no se atreve...
La autoexploracion y la autosatisfaccion son cosas maravillosas, aqui no hay que pensar si es bueno o malo...mientras no se dañe o lastime a otros..., no es malo ni pecaminoso es un regalo que se nos ha dado y que tenemos la oportunidad de disfrutar. :D Hasta luego y gracias por llegar hasta aqui y conocer mis experiencias.
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Soy hombre y me gusta todo de las mujeres, todo el cuerpo en general, especialmente los pies ;)...sus fluidos tambien me llaman la atencion, especialmente el nectar de un yoni :) y su orina.
Mi motivacion de este relato es gracias a la historia de RavenS (Un platano por detras) Entre mis gustos esta la placentera masturbacion que he ido llenando con variaciones desde que la descubri por primera vez en la ducha :).
En esta historia quiero contar especialmente como han sido mis experiencias anales que me gustan muchisimo porque siento que toco el cielo, hasta siento que cambio de cuerpo y que mi alma se transporta mas alla de lo fisico, es DELICIOSO, no se imaginan cuanto, deseo (si es posible) que esta historia sirva de motivacion para los demas pues pienso que la autosatisfaccion es un universo inmenso, definitivamente pienso que es el preludio al amor en pareja ya que solo conociendose a si mismo primero, se puede llegar a conocer a otra persona despues.
Mis primeras experiencias fueron con mis dedos, primero solo el indice y lo envolvia en un plastico (Jajajajaja), en ese tiempo me daba 'asco' tal vez por la asociacion mental que la cultura impone a esa parte del cuerpo, en fin, despues me metia dos y tres dedos pero no mas, luego creo que inconscientemente con el pasar del tiempo empece a sentir agrado por mis fluidos y sobre todo los relacionados con el sexo.
Con el pasar del tiempo deje de usar el plastico y me metia uno, dos y tres dedos al tiempo y luego me los chupaba, todo esto mientras estaba en la ducha, me gusta muchisimo sentir el interior de mi cuerpo sobre todo la textura, sentir los pliegues de lo que creo que es el intestino o el colon, sentir el calor de ese tejido, sentir la glandula que esta cerca, hacer una leve presion y soltar, y lo que mas me gusta es meter mi dedo indice hasta donde me es posible y sentir el camino y la dimension de mi interior. De verdad que es una sensacion placentera, MARAVILLOSA, poder sentirse uno mismo por dentro es increiblemente excitante, hacer esas 'locuras' me producia unas erecciones tremendas hasta el punto de eyacular despues de acariciar y explorar solamente con mi dedo todo mi interior :).
En esos tiempos paso algo como dijo alguien por ahi (No sabes si algo no te gusta hasta que lo pruebas) y pues asi fue como empece a sentir curiosidad por probar mi propia shit, me masturbaba lenta y vigorosamente mi lingam con una mano mientras con la otra me metia un dedo y sacaba un poco de mi shit y la probaba, la degustaba y me la tragaba, en los dias previos a hacer esas 'locuras' trataba de comer mucha fruta para que fuera mas agradable el sabor, sin embargo ese gusto duro muy poco... Si bien la textura y el olor eran 'exoticos', nunca pude llegar a sentir completo placer con el sabor de mi shit, lo cual hizo que dejara ese gusto y buscara nuevos horizontes.
Fue cuando no pude aguantar la curiosidad, esa que le da a uno como ser humano cuando va a probar algo nuevo y se tiene expectativa respecto a como es y como se siente...fue entonces cuando empece a meterme lapices, esferos y tallos de flores, (hasta 5 cm no mas) claro que seguia metiendome dedos, pero el hecho de meterme cosas inanimadas me producia una sensacion nueva, meterlas y luego sacarlas para chuparlas, pienso que es un poco ironico pues el sabor de mi shit no me agrada mucho (tal vez porque esta muy concentrado) sin embargo me gusta en extremo chupar las cosas que me meto...en fin.
En mis intentos por meterme cosas locas, un dia que mis padres no estaban en casa decidi meterme la boca de la manguera con la que se riegan las plantas, creo que ese fue mi inicio (sin darme cuenta) en los enemas (que es algo que tambien me gusta muchisimo), conectaba el otro extremo de la manguera a la llave y la abrio despacio y disfrutaba la sensacion del agua fria entrando en mi, abria la llave un poco mas y luego la cerraba...
Al principio lo hacia solo por la sensacion, pero despues empece a masturbarme al mismo tiempo que me metia agua, me metia agua hasta que llegaba a un momento en que sentia que no aguantaba mas y tenia que ir al sanitario a botar toda esa agua...WOW que era un super placer sentir que mi interior quedaba limpio porque podia meterme los dedos y salian limpios, ademas podia sentir mas sensible mis tejidos internos (tal vez porque el agua fria me anestesiaba un poco).
Fue entonces cuando le encontre uso a un aparato que hay en mi casa que se llama bidet, este es un coso parecido al sanitario pero tiene una fuente de agua en la base donde uno se sienta y tiene llaves de agua fria y caliente como un lavamanos...
En fin fue la gloria 'descubrir' un uso para ese aparato pues cuando me quedaba solo en la casa me preparaba para mi sesion de masturbacion en la que empezaba sentandome en el bidet y abria las llaves de forma que salia agua tibia.... WOW, que el agua tibia es muchisimo mejor que la fria, la caliente quema un poco, ademas algunas veces mientras me masturbaba y metia agua en mi interior, lograba escuchar como mi estomago (o mis intestinos) se 'movian', creo que era por la cantidad de agua que me metia, abria la llave completamente y me quedaba sentado masturbandome lentamente todo lo que podia aguantar, porque llegaba el punto en que la presion del agua que tenia adentro me obligaba a ir al sanitario a expulsarla. :) :) Si que estoy emocionado contando esto, tengo una ereccion tremenda la cual voy a satisfacer cuando termine con mi historia...
Quedando satisfecho con los enemas (sin saberlo), sabia que mis juegos anales deben incluir exploracion con los dedos, chupada de dedos e insercion de agua tibia para limpiar mi interior.
Fue despues que empece a sentir curiosidad por llegar mas alla y meti en el mundo de los vegetales y las frutas, :D muchas veces sueño con meterme un pepino pero mi ano no tiene tanta flexibilidad para abrirse como para soportar un pepino, asi que empece a probar con cositas pequeñas, me metia zanahorias aunque las pelaba y lavaba bien y las metia hasta donde podia sin llegar a sentir dolor (no usaba ninguna crema en ese tiempo :( ), tambien me metia uvas aunque a veces me preocupaba que despues no las pudiera sacar (Jajajaja), muchas veces me meto uvas o fresas pequeñitas y las hundo completamente, que se metan completas en mi ano.
No se porque pero al masturbarme y sentir que tengo algo dentro en mi ano (que no se despues como voy a sacar :D ), me producia una sensacion maxima claro que despues de bombear y eyacular, sentia ganas de ir al sanitario y aquellas fruticas que me metia salian solas junto con mi shit.
La cosa mas loca que me he metido **y que me meto**, son los bananos sobre todo sin cascara, completamente peladitos.
Me gustan muchisimo asi porque los bananos empiezan a deshacerse con la friccion y la pulpa sirve como un lubricante natural y que ademas deja un sabor super agradable en el ano como para meterse los dedos y chuparselos de placer.
Eso es lo que lleno el vacio que me dejo aquella experiencia con el sabor de mi shit, oh my god, que si disfruto con los bananos, siempre que me pongo caliente y que estoy ansioso de satisfaccion anal, busco en la cocina un banano mas o menos larguito y mas o menos ancho, que sea lo mas parecido a un lingam sin ser tan grueso como un pepino (Jajajaja :D ), se que hasta ahora no he usado cremas ni lubricantes, solo los que me da mi propio cuerpo, asi que siempre que empiezo es un poquito dificil pues mi ano esta seco, el banano esta seco y mi lingam no ha producido suficiente lubricante como para facilitar el proceso.
Asi que lo que hago es pelar el banano (a veces parto el banano por la mitad de forma que quedan dos lingam chiquitos), entonces acerco lenta y suavemente la punta seca y fria del banano a mi ano, es como sentir cosquillas pues toda mi piel esta caliente y sensible, y al sentir esa punta fria imagino que es la lengua de la mujer de mis sueños jugando en mi ano, hacer eso me excita rapidamente mi lingam se hincha y empieza a producir ese delicioso jugo,...
**por cierto he olvidado mencionar que disfruto mucho probando y tragando mi liquido preseminal y sobre todo el semen, la tibiez y sabor del semen son exquisitos (NOTA: Comer frutas hace que el sabor del semen sea mas agradable, eviten tanta carne, vegetales y leche)**...
Entonces cuando he entrado en calor empiezo a hacer inserciones muy leves, acaricio el contorno de mi ano con la punta del banano (el cual empieza a ablandarse por la presion que hago contra mi ano), acaricio mi perineo y tambien chupo la punta del banano, menos mal que sabe tan rico el banano, cuando ya he logrado lubricar la punta del banano empiezo a hacer penetraciones un poco mas profundas... lentas y profundas...lo saco y lo meto suavemente simulando el movimiento de un lingam.
Es entonces despues de meter y sacar el banano tantas veces que empieza a ablandarse entonces respiro profundamente y relajo mis musculos, y me meto el banano (o la mitad del banano) hasta donde mas pueda dejando un extremo para poder sacarlo o hacerlo girar...al principio hacia esto estando de lado sobre mi cama o estando en la posicion de perrito, ahora lo hago siempre estando boca arriba cierro los ojos y pienso que alguien me penetra...
**Tal vez sea un pensamiento homosexual pero sueño que tengo un doble de mi y que el me penetra y yo a el, y que ambos nos damos placer, WOW :D ** Cuando he logrado meterme esa parte de banano, aprieto las piernas y empiezo a masturbarme lento y luego rapido, es de dioses masturbarse fuertemente apretando los musculos y sintiendo que hay algo en tu ano, despues empece a practicar mucho una posicion que es mas comun en mujeres creo, (es la posicion cuando una mujer cabalga sobre el lingam del hombre), lo que hago es que me meto el banano y me siento en la cama con las piernas dobladas apretando mi nalgas y mi cola contra la cama, de forma que con las piernas puedo controlar el movimiento de arriba hacia abajo como si yo estuviera cabalgando sobre un lingam...
Esta posicion es la que MAS placer me ha dado hasta el momento, porque siento que entra y sale el banano con una facilidad, con una como diria...'dulzura' al mismo tiempo masturbo mi lingam, me acaricio las tetillas y las plantas de mis pies,ahhhhhhhhhhhhhhhh, que placer mas MARAVILLOSO, hay veces que no puedo aguantar la sensacion y eyaculo demasiado rapido...
A veces pienso que haciendo esa posicion es como si encontrara mi punto G (bueno, si es que los hombres tenemos uno), ultimamente siempre trato de levantar una de mis piernas (la derecha) de forma que si me inclino alcanzo a lamer la planta de mi pie, al mismo tiempo con una mano me masturbo y con la otra mano y la otra pierna me ayudo para meter y sacar el banano, es la posicion mas dificil pero es la que mas placer me da, porque incluye las tres cosas en las que encuentro mas satisfaccion, ahhhhhhhhhh...
Siempre que hago esa posicion trato de aguantar mas y mas para alargar el placer ahh y ni mencionar que a veces el banano se ha ablandado tanto que empieza a deshacerse y en esas bombeadas de mete y saca se me mete ENTERO...la primera vez me dio miedo porque no sabia como hacer para sacarme eso...pero entonces lo que hice fue acostarme de espaldas y meter mi dedo indice y explorar mi interior buscando el banano empezar a sacarlo por pedazos...
Menos mal el banano se deshace, si no me hubieran tenido que operar (Jajajajaja)....
Definitivamente para mi, el banano es la fruta que mas se asemeja al lingam y a mi juicio es la mas conveniente para hacer juegos anales, pues tiene una textura que facilita la insercion anal y ademas deja un sabor tan delicioso que nadie se puede negar a saborear una ano que ha sido lubricado con un banano...
Jum, y eso que no mencione que en mis sesiones anales, disfruto tambien de mi orina cuando estoy en la ducha me gusta sentirla sobre mi cara y mi cuerpo, pero cuando estoy en la cama asumo una posicion como de contorsionista de forma que mi lingam queda encima de mi cara, de esta forma puedo orinar de forma controlada y tragar poco a poco toda la orina que sale de mi cuerpo...aqui tambien afecta mucho la dieta que se tenga, como siempre la dieta de las frutas da los mejores sabores a los fluidos...
En fin, de corazon puedo decir que las practicas de masturbacion que hago ahora me dejan muy satisfecho y feliz conmigo mismo...he disfrutado mucho escribiendo esto y como dije al principio, deseo que sirva de inspiracion a alguien mas que tal vez hace algo parecido o que quiere hacerlo y no se atreve...
La autoexploracion y la autosatisfaccion son cosas maravillosas, aqui no hay que pensar si es bueno o malo...mientras no se dañe o lastime a otros..., no es malo ni pecaminoso es un regalo que se nos ha dado y que tenemos la oportunidad de disfrutar. :D Hasta luego y gracias por llegar hasta aqui y conocer mis experiencias.
El baño
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Abro, la puerta. Desabotono mi blusa, un ligero viento acaricia mi pecho. Mi mano continua. El jugueteo con los botones. Despues al gancho de la puerta. Manos atras. El broche se desliza. Se desvanece entre mis brazos y cae al cesto de la ropa. Libre, quedan mi senos rositas, voluptuosos y firmes.
Mis manos a mi cintura desabrocho el cejal de mis jeans. Con delicadeza bajo el cierre y con habilidad intento deslizar mis jeans. Caen al suelo. Lo piso suavemente. Manos a la cintura de nuevo. Mi tanga blanca brilla con la luz del sol que observa por la ventana abierta.
Gracioso, no es el unico que observa.
Charly mi vecino. Al que he dejado que observe por mi ventana. Está muy joven tiene 17 pero le encanta espiarme. Me encanta saberlo. Pretendo no saber que me vé. Mmmm! me exita la idea. Sé que no dirá nada, bueno quizas a sus amigos sí. No tiene muchos. Solo dos.
Abro el agua de la bañera. Ayyy! esta caliente debo bajarle un poco. Asi esta bien tibia. Que delicia! Charly sigue desde su ventana observandome. Siento humedecer. Ingreso a la ducha y mis manos ayudan a recorrer mi cuerpo. Mojo mis senos, mi abdomen, el pubis y mis piernas. Dejo que el agua caiga sobre mi cuerpo besando cada una de mis partes. Mi piel alegra radiante al sentir la comodidad y el cosquilleo de las gotas.
El shampoo burbujea con espuma blanca acariciando mi pelo largo. Siento como suavemente cae por una de mis tetas continuando su recorrido por mi abdomen y mi pierna. Que pasaría con Charly? continua en su ventana? Limpio un poco mi cara para poder ver si aún esta ahí. Volteo sin ser obvia y me excito aun mas al verlo aun ahí. Mmmm. Un show privado, gratuito y de lo mas exitante.
Tomo el jabón y comienzo a enjabonarme. Charly se deleita viendome pues el sol reflejó en sus binoculares y note que ahi seguia. Ahhh! que caliente! Continúo con mi tarea de lavarme cuando el jabón cae de mis manos resbalosas. Voleto mi trasero a la ventana. Me empino a tomar el jabón de la bañera. Mi exitación aumenta at triple. Necesito masturbarme.
Me enjuago con el agua de la regadera y desprendo a la regadera manual. Volteo de frente a mi ventana y abro mis piernas para que Charly no se pierda nada. mmmm. El cosquilleo en mi conchita es insaciable. Lavo mis labios con la presion del chorro de agua de la regadera manual. Con mi otra mano me lavo y al tocarme siento el calor del morbo de todo lo que hago. Ahhh. Meto mi dedo indice. Mi vagina se siente calida viscosita y lista. Tomo mis dedos y me los llevo a mi boca. El sabor de mi sexo me prende mucho mas. La candela interior me exita tanto que cunvulsiono lentamente de placer. Ohh Charly que regalito papi!
Abro el cajón y saco mi vibrador. No ocupe humectarlo mucho al ponerlo por mis labios en mi conchita se lubricaron que al oprimirlo con suavidez ingreso la puntita. El dolor fue leve pero casi no lo senti puesto que estaba muy cachonda. Lo oprimi de nuevo a que ingresara mas de la mitad. Ahhh! Al prenderlo la vibración me llevó al cielo.
Cerré mis ojos, abrí mas mis piernas, ingresaba mi consolador hasta el tope de mi vagina y me sentia en las nubes. Me olvidé de Charly. Solo yo y mi sensació. Ahhhh creo que termino. Volvia a ingresar y sacar el vibrador cada vez con mas rapidez y menos delicadeza. Ahhhh ya mero. De reojo vi a Charly masturbandose por la ventana. Ahhhh ya vengo.... Ahhhhhhhhhhh! Mmmmm! Terminé! Me estremecia toda. Que rico! mmmmm! Mis piernas comenzaban a temblar. Me sentia debil y cansada. Ay pero que sabroso! El agua comenzaba a enfriarse. La cierro y volteo a ver a Charly. El sigue en la paja y por cierto para sus 17 ya la tiene muy grande.
Corro la cortina de la bañera, me seco despacio me miro al espejo y sonrio. Tengo que irme a la
escuela.
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Mis manos a mi cintura desabrocho el cejal de mis jeans. Con delicadeza bajo el cierre y con habilidad intento deslizar mis jeans. Caen al suelo. Lo piso suavemente. Manos a la cintura de nuevo. Mi tanga blanca brilla con la luz del sol que observa por la ventana abierta.
Gracioso, no es el unico que observa.
Charly mi vecino. Al que he dejado que observe por mi ventana. Está muy joven tiene 17 pero le encanta espiarme. Me encanta saberlo. Pretendo no saber que me vé. Mmmm! me exita la idea. Sé que no dirá nada, bueno quizas a sus amigos sí. No tiene muchos. Solo dos.
Abro el agua de la bañera. Ayyy! esta caliente debo bajarle un poco. Asi esta bien tibia. Que delicia! Charly sigue desde su ventana observandome. Siento humedecer. Ingreso a la ducha y mis manos ayudan a recorrer mi cuerpo. Mojo mis senos, mi abdomen, el pubis y mis piernas. Dejo que el agua caiga sobre mi cuerpo besando cada una de mis partes. Mi piel alegra radiante al sentir la comodidad y el cosquilleo de las gotas.
El shampoo burbujea con espuma blanca acariciando mi pelo largo. Siento como suavemente cae por una de mis tetas continuando su recorrido por mi abdomen y mi pierna. Que pasaría con Charly? continua en su ventana? Limpio un poco mi cara para poder ver si aún esta ahí. Volteo sin ser obvia y me excito aun mas al verlo aun ahí. Mmmm. Un show privado, gratuito y de lo mas exitante.
Tomo el jabón y comienzo a enjabonarme. Charly se deleita viendome pues el sol reflejó en sus binoculares y note que ahi seguia. Ahhh! que caliente! Continúo con mi tarea de lavarme cuando el jabón cae de mis manos resbalosas. Voleto mi trasero a la ventana. Me empino a tomar el jabón de la bañera. Mi exitación aumenta at triple. Necesito masturbarme.
Me enjuago con el agua de la regadera y desprendo a la regadera manual. Volteo de frente a mi ventana y abro mis piernas para que Charly no se pierda nada. mmmm. El cosquilleo en mi conchita es insaciable. Lavo mis labios con la presion del chorro de agua de la regadera manual. Con mi otra mano me lavo y al tocarme siento el calor del morbo de todo lo que hago. Ahhh. Meto mi dedo indice. Mi vagina se siente calida viscosita y lista. Tomo mis dedos y me los llevo a mi boca. El sabor de mi sexo me prende mucho mas. La candela interior me exita tanto que cunvulsiono lentamente de placer. Ohh Charly que regalito papi!
Abro el cajón y saco mi vibrador. No ocupe humectarlo mucho al ponerlo por mis labios en mi conchita se lubricaron que al oprimirlo con suavidez ingreso la puntita. El dolor fue leve pero casi no lo senti puesto que estaba muy cachonda. Lo oprimi de nuevo a que ingresara mas de la mitad. Ahhh! Al prenderlo la vibración me llevó al cielo.
Cerré mis ojos, abrí mas mis piernas, ingresaba mi consolador hasta el tope de mi vagina y me sentia en las nubes. Me olvidé de Charly. Solo yo y mi sensació. Ahhhh creo que termino. Volvia a ingresar y sacar el vibrador cada vez con mas rapidez y menos delicadeza. Ahhhh ya mero. De reojo vi a Charly masturbandose por la ventana. Ahhhh ya vengo.... Ahhhhhhhhhhh! Mmmmm! Terminé! Me estremecia toda. Que rico! mmmmm! Mis piernas comenzaban a temblar. Me sentia debil y cansada. Ay pero que sabroso! El agua comenzaba a enfriarse. La cierro y volteo a ver a Charly. El sigue en la paja y por cierto para sus 17 ya la tiene muy grande.
Corro la cortina de la bañera, me seco despacio me miro al espejo y sonrio. Tengo que irme a la
escuela.
Las humedas experiencias de un parado vicioso (1)
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Me gustaría compartir contigo una experiencia que me ocurrió hace unos días.
Antes de comenzar debo decirte que tengo treinta y siete años, soy culto y muy leído pero por desgracia no follo todo lo que querría. No vallás a pensar que soy un adefesio horrible, nada de eso, la cosa es que estoy casado y tengo dos niños, gemelos, de dos años y medio. Todo aquel que sea padre, sabrá de que estoy hablando. Debido a esto y a que últimamente me he quedado en paro, paso mucho tiempo solo ya que, por suerte, mi mujer trabaja y los peques están en la guardería. Así que para matar ese tiempo me masturbo a menudo. Y mucho. He probado muchas técnicas y he estado acudiendo a lugares de los que un día, si te interesa, tal vez te cuente algo.
La experiencia que me gustaría contarte es, como te dije, lo que me ocurrió hace unos días. Estaba sólo en casa, ya había llevado a los pequeños a la guardería y había regresado a casa con un calentón brutal. En mi iPod tengo un montón de relatos hablados de esos que se pillan por internet y lo había conectado a la radio del coche. Subí las ventanillas y los puse bien alto. Estaba tan caliente de escuchar la voz sensual de la piba que lee los relatos que me tuve que sacar la polla del pantalón. Conduje así todo el camino, con la polla dura y palpitante. Como comprenderás llegué a casa cachondo perdido. Casí no había cerrado la puerta y ya estaba en pelotas. La sensación de conducir con la polla al aire me tenía hiper excitado, así que decidí hacer algo diferente. Cogí una toalla, la puse en el sofá del salón para cubrirlo y puse un video porno en la tele grande. Tengo un disco duro externo lleno de porno, muy variado y de todo tipo de temáticas, pero aquel día tenía ganas de porno de travestis, escogí uno en el que salían unas trans con unos pollones lecheros que me encantaba. Me gustaría decirte que no soy gay, lo que pasa es que tengo mucho, mucho vicio y creo que no le haría ascos a nada.
Pues bien, continúo.
Me senté completamente desnudo, con mi polla dura y huevos depilados. Me gusta tenerlos así, si eres un tío, te lo recomiendo, las pajas son mucho más placenteras cuando te las haces con cremita hidratante. A mi lado puse el portatil con el que estoy escribiendo este relato y al lado de este, el movil. Pulsé el play del disco duro y la pelicula comenzó. Mientras salían los títulos de crédito, me metí en una página de contactos y comencé a buscar teléfonos de tíos para hablar con ellos mientras me pajeaba. A veces doy con alguien que está dispuesto a practicar folleteo telefónico, cosa que me encanta. Las chicas de la tele comenzaban a sobarse y a chuparse las pollas. Los hilos de saliva iban desde la lengua a la polla y los escupitajos humedecían las pollas todas llenas de venas. Eso me flipó. Ni corto ni perezoso me escupí en la mano y aplique la saliva a la punta descapullada de mi polla. Alucinante, si eres un tío y no lo has hecho, estás tardando, de verdad. Si eres una chica, también tienes que hacerlo, la sensación es indescriptible. Esa humedad cálida es fantástica.
Ya la boca me estaba salivando un montón, mi subconsciente estaba trabajando por su cuenta y ya estaba haciendo que las glándulas salivares fabricaran más saliva espesa. En cuanto tuve mucha saliva en la boca la escupí en un hilo gordo y grumoso sobre mi capullo. El grumo burbujeante de saliva resbaló por la superficie de mi falo y corrí a sujetarlo con la mano. Aquello se estaba convirtiendo en una auténtica guarrada, pero me estaba poniendo como una moto. Mi mano se deslizaba con suavidad muy lentamente arriba y abajo por mi polla y de vez en cuando, abría los dedos para ver los hilos de saliva que se formaban entre ellos. En la tele, una de las chicas comenzaba a encular a la otra después de escupirle un pollo de saliva transparente en el ojete.
En mi boca ya se estaba formando nuevamente una buena cantidad de espesa, cálida y pegajosa saliva. Yo estaba como drogado por el éxtasis. Alguna vez me había escupido la mano para masturbarme, pero nunca tanto. Pero mi subconsciente atacó de nuevo e hizo que los acontecimientos dieran un vuelco extraordinario. En la punta de mi polla apareció una ambarina gota de semen. Era una gota gorda y brillante de aspecto pegajoso y mi mano izquierda se deslizó hasta la punta y la restregó por todo mi mástil. Acto seguido, me descubrí lamiendo aquella mano llena de dulce, dulce saliva y semen. Recogí todos los restos de la mano y los mantuve en la boca haciendo enjuagues con toda la saliva que ya tenía dentro. Las putas transexuales no paraban de gemir y gemir, pegando grititos de placer que me pusieron a mil. Otra gota de lefa, esta mucho más grande, asomó a la punta de la polla, amenazando con resbalar hacia la toalla. Con un dedo me la quité de allí y, como imaginarás, fue derecho a la boca.
Tenía ya mucha saliva en la boca. Puse mi mano izquierda en forma de cuenco y escupí aquella fantástica mezcla que me estaba haciendo pasar tan buen rato. Luego la vertí sobre la punta de mi polla y comenzó a resbalar por el capullo y todo el resto de mi polla y huevos. Aquello era la fiesta de la saliva, yupiii. Con la mano derecha comencé a sobarme los cojones y aproveché para acomodarme y meterme un dedito humedo por el culo. Joder, como gritaban las putas trans, se lo estaban pasando de puta madre. Una de ellas ya se estaba corriendo dentro del culo de la otra. Yo no se cuanto tiempo llevaba yo con mis juegos humedos, pero debía ser un buen rato.
Total, que el dedo del culo me entró de puta madre, estaba ligeramente frío, pero me encantó. Casí tuve un viaje astral, porque juraría que vi mi cuerpo desde fuera, todo despatarrado con la polla llena de saliva que parecía lefa, los cojones depilados goteando, y con un dedo metido en el culo y otro que luchaba por abrirse hueco. Aquella visión me precipitó a un abismo de placer que jamás había sentido e hizo que mi polla saltará por los aires. La lefa salió a borbotones. El primer chorro me dió en la mejilla y el segundo en la barbilla. Uno de ellos fue a parar a mi hombro, otro al cuello y los demás, y de menor intensidad, por los muslos, barriga, etcétera. Aquello era la fiesta de la lefa, yupiii, jajajaja. Mis manos, comenzaron a moverse como si no fueran mías y empezaron a reunir toda aquella lefada. Desde fuera, ví como los hilos de espesa y salada lefa eran recogidos por mis dedos y saboreados por mi lengua. El lefazo de la mejilla bajaba hasta llegar a la comisura de mis labios y en cuanto estuvo a tiro mi lengua salió disparada.
Estuve un rato tirado, no se cuanto, si te digo la verdad. En cuanto recobré plenamente mi sentido, la lefa ya comenzaba a secarse y en la tele una trans derramaba lefa marrón de su culo, supongo que lefa mezclada con caca, no se,la cosa es que la tía se puso a lamerla. Eso me puso burro nuevamente, pero eso te lo cuento otro día.
Mi mujer duerme ahora así que voy a aprovechar para hacerme una rapidita y me acuesto relajadito.
Por favor, si os gustó el relato, dejadme algún comentario en yosoy36@hotmail.es
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Antes de comenzar debo decirte que tengo treinta y siete años, soy culto y muy leído pero por desgracia no follo todo lo que querría. No vallás a pensar que soy un adefesio horrible, nada de eso, la cosa es que estoy casado y tengo dos niños, gemelos, de dos años y medio. Todo aquel que sea padre, sabrá de que estoy hablando. Debido a esto y a que últimamente me he quedado en paro, paso mucho tiempo solo ya que, por suerte, mi mujer trabaja y los peques están en la guardería. Así que para matar ese tiempo me masturbo a menudo. Y mucho. He probado muchas técnicas y he estado acudiendo a lugares de los que un día, si te interesa, tal vez te cuente algo.
La experiencia que me gustaría contarte es, como te dije, lo que me ocurrió hace unos días. Estaba sólo en casa, ya había llevado a los pequeños a la guardería y había regresado a casa con un calentón brutal. En mi iPod tengo un montón de relatos hablados de esos que se pillan por internet y lo había conectado a la radio del coche. Subí las ventanillas y los puse bien alto. Estaba tan caliente de escuchar la voz sensual de la piba que lee los relatos que me tuve que sacar la polla del pantalón. Conduje así todo el camino, con la polla dura y palpitante. Como comprenderás llegué a casa cachondo perdido. Casí no había cerrado la puerta y ya estaba en pelotas. La sensación de conducir con la polla al aire me tenía hiper excitado, así que decidí hacer algo diferente. Cogí una toalla, la puse en el sofá del salón para cubrirlo y puse un video porno en la tele grande. Tengo un disco duro externo lleno de porno, muy variado y de todo tipo de temáticas, pero aquel día tenía ganas de porno de travestis, escogí uno en el que salían unas trans con unos pollones lecheros que me encantaba. Me gustaría decirte que no soy gay, lo que pasa es que tengo mucho, mucho vicio y creo que no le haría ascos a nada.
Pues bien, continúo.
Me senté completamente desnudo, con mi polla dura y huevos depilados. Me gusta tenerlos así, si eres un tío, te lo recomiendo, las pajas son mucho más placenteras cuando te las haces con cremita hidratante. A mi lado puse el portatil con el que estoy escribiendo este relato y al lado de este, el movil. Pulsé el play del disco duro y la pelicula comenzó. Mientras salían los títulos de crédito, me metí en una página de contactos y comencé a buscar teléfonos de tíos para hablar con ellos mientras me pajeaba. A veces doy con alguien que está dispuesto a practicar folleteo telefónico, cosa que me encanta. Las chicas de la tele comenzaban a sobarse y a chuparse las pollas. Los hilos de saliva iban desde la lengua a la polla y los escupitajos humedecían las pollas todas llenas de venas. Eso me flipó. Ni corto ni perezoso me escupí en la mano y aplique la saliva a la punta descapullada de mi polla. Alucinante, si eres un tío y no lo has hecho, estás tardando, de verdad. Si eres una chica, también tienes que hacerlo, la sensación es indescriptible. Esa humedad cálida es fantástica.
Ya la boca me estaba salivando un montón, mi subconsciente estaba trabajando por su cuenta y ya estaba haciendo que las glándulas salivares fabricaran más saliva espesa. En cuanto tuve mucha saliva en la boca la escupí en un hilo gordo y grumoso sobre mi capullo. El grumo burbujeante de saliva resbaló por la superficie de mi falo y corrí a sujetarlo con la mano. Aquello se estaba convirtiendo en una auténtica guarrada, pero me estaba poniendo como una moto. Mi mano se deslizaba con suavidad muy lentamente arriba y abajo por mi polla y de vez en cuando, abría los dedos para ver los hilos de saliva que se formaban entre ellos. En la tele, una de las chicas comenzaba a encular a la otra después de escupirle un pollo de saliva transparente en el ojete.
En mi boca ya se estaba formando nuevamente una buena cantidad de espesa, cálida y pegajosa saliva. Yo estaba como drogado por el éxtasis. Alguna vez me había escupido la mano para masturbarme, pero nunca tanto. Pero mi subconsciente atacó de nuevo e hizo que los acontecimientos dieran un vuelco extraordinario. En la punta de mi polla apareció una ambarina gota de semen. Era una gota gorda y brillante de aspecto pegajoso y mi mano izquierda se deslizó hasta la punta y la restregó por todo mi mástil. Acto seguido, me descubrí lamiendo aquella mano llena de dulce, dulce saliva y semen. Recogí todos los restos de la mano y los mantuve en la boca haciendo enjuagues con toda la saliva que ya tenía dentro. Las putas transexuales no paraban de gemir y gemir, pegando grititos de placer que me pusieron a mil. Otra gota de lefa, esta mucho más grande, asomó a la punta de la polla, amenazando con resbalar hacia la toalla. Con un dedo me la quité de allí y, como imaginarás, fue derecho a la boca.
Tenía ya mucha saliva en la boca. Puse mi mano izquierda en forma de cuenco y escupí aquella fantástica mezcla que me estaba haciendo pasar tan buen rato. Luego la vertí sobre la punta de mi polla y comenzó a resbalar por el capullo y todo el resto de mi polla y huevos. Aquello era la fiesta de la saliva, yupiii. Con la mano derecha comencé a sobarme los cojones y aproveché para acomodarme y meterme un dedito humedo por el culo. Joder, como gritaban las putas trans, se lo estaban pasando de puta madre. Una de ellas ya se estaba corriendo dentro del culo de la otra. Yo no se cuanto tiempo llevaba yo con mis juegos humedos, pero debía ser un buen rato.
Total, que el dedo del culo me entró de puta madre, estaba ligeramente frío, pero me encantó. Casí tuve un viaje astral, porque juraría que vi mi cuerpo desde fuera, todo despatarrado con la polla llena de saliva que parecía lefa, los cojones depilados goteando, y con un dedo metido en el culo y otro que luchaba por abrirse hueco. Aquella visión me precipitó a un abismo de placer que jamás había sentido e hizo que mi polla saltará por los aires. La lefa salió a borbotones. El primer chorro me dió en la mejilla y el segundo en la barbilla. Uno de ellos fue a parar a mi hombro, otro al cuello y los demás, y de menor intensidad, por los muslos, barriga, etcétera. Aquello era la fiesta de la lefa, yupiii, jajajaja. Mis manos, comenzaron a moverse como si no fueran mías y empezaron a reunir toda aquella lefada. Desde fuera, ví como los hilos de espesa y salada lefa eran recogidos por mis dedos y saboreados por mi lengua. El lefazo de la mejilla bajaba hasta llegar a la comisura de mis labios y en cuanto estuvo a tiro mi lengua salió disparada.
Estuve un rato tirado, no se cuanto, si te digo la verdad. En cuanto recobré plenamente mi sentido, la lefa ya comenzaba a secarse y en la tele una trans derramaba lefa marrón de su culo, supongo que lefa mezclada con caca, no se,la cosa es que la tía se puso a lamerla. Eso me puso burro nuevamente, pero eso te lo cuento otro día.
Mi mujer duerme ahora así que voy a aprovechar para hacerme una rapidita y me acuesto relajadito.
Por favor, si os gustó el relato, dejadme algún comentario en yosoy36@hotmail.es
Huevos de corbata
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Me encanta pajearme, y probar fantasías para mis pajas.
El otro día, viendo vídeos porno mientras me hacía una paja empecé a fijarme que muchos hombres se ponen utensilios en los cojones para aprisionarlos y que les de más placer mientras follan. Como andaba tan cachondo quise hacer algo con mis huevos y lo que tenía más a mano y más casero era una corbata.
Fui al armario y cogí la primera que vi, haciéndole un nudo normal (como si fuese para el cuello). La metí por mi polla y mis huevos y empecé a ir cerrando el nudo cada vez más hasta que poco notaba como los huevos y mi polla se iban pegando y apretándose. ¡Dios, me encantaba! Continué apretando más y más, mientras que tiraba fuertemente del extremo de la corbata, moviéndo de un lado para otro tanto mi polla como mis cojones. Estaban super duros y super levantados, creo que eso es lo que más me ponía, puesto que me fui al espejo del cuarto de baño y, al apretar tanto los huevos y tirar de la corbata hacia arriba, estos se levantaban y quedaban casi a la altura del ombligo, me encanta esa imagen, de ver como mis cojones estaban tan despegados de su base normal y ahora estaban duros y levantados. Ya no hacía falta ni pajearme, simplemente moviendo y tirando de la corbata hacia arriba y abajo, a los lados o donde fuera, sentía como si me estuviera pajeando, pero el solo movimiento ya me daba placer y ganas de correrme. Mi locura llegó a más y continué apretando más y más, hasta que el nudo no fue más grande que el círculo que se puede formar cuando haces el signo del OK, por tanto mis cojones estaban al máximo, iban a rebentar, notaba el calor que los recorría e inundaba toda mi polla, pero no podía parar, era una situación que nunca antes había sentido. Tenía mis putos huevos duros como piedras, y los acariciaba mientras seguía tirando y tirando de la corbata. La polla la notaba hinchada y goteosa de líquido preseminal. Fue ese el momento en que decidí pajearme normalmente y también fue increíble porque al tener los huevos tan apretados y pegados a la polla, al subir y bajar la mano chocaba contra ellos y los notaba calientes y duros mientras los golpeaba al ritmo de una paja frenética. Continué así unos minutos más y cuando noté que me corría tiré fuertemente de la corbata como si fueran unas riendas de caballo y mi polla empezó a disparar chorros de semen mientras que mis huevos hervían y casi explotaban.
Fue una sensación increíble que recomiendo a todo el mundo, ahora tengo claro lo que haré cuando vaya a alguna boda o ceremonia donde tenga que ponerme corbata.
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El otro día, viendo vídeos porno mientras me hacía una paja empecé a fijarme que muchos hombres se ponen utensilios en los cojones para aprisionarlos y que les de más placer mientras follan. Como andaba tan cachondo quise hacer algo con mis huevos y lo que tenía más a mano y más casero era una corbata.
Fui al armario y cogí la primera que vi, haciéndole un nudo normal (como si fuese para el cuello). La metí por mi polla y mis huevos y empecé a ir cerrando el nudo cada vez más hasta que poco notaba como los huevos y mi polla se iban pegando y apretándose. ¡Dios, me encantaba! Continué apretando más y más, mientras que tiraba fuertemente del extremo de la corbata, moviéndo de un lado para otro tanto mi polla como mis cojones. Estaban super duros y super levantados, creo que eso es lo que más me ponía, puesto que me fui al espejo del cuarto de baño y, al apretar tanto los huevos y tirar de la corbata hacia arriba, estos se levantaban y quedaban casi a la altura del ombligo, me encanta esa imagen, de ver como mis cojones estaban tan despegados de su base normal y ahora estaban duros y levantados. Ya no hacía falta ni pajearme, simplemente moviendo y tirando de la corbata hacia arriba y abajo, a los lados o donde fuera, sentía como si me estuviera pajeando, pero el solo movimiento ya me daba placer y ganas de correrme. Mi locura llegó a más y continué apretando más y más, hasta que el nudo no fue más grande que el círculo que se puede formar cuando haces el signo del OK, por tanto mis cojones estaban al máximo, iban a rebentar, notaba el calor que los recorría e inundaba toda mi polla, pero no podía parar, era una situación que nunca antes había sentido. Tenía mis putos huevos duros como piedras, y los acariciaba mientras seguía tirando y tirando de la corbata. La polla la notaba hinchada y goteosa de líquido preseminal. Fue ese el momento en que decidí pajearme normalmente y también fue increíble porque al tener los huevos tan apretados y pegados a la polla, al subir y bajar la mano chocaba contra ellos y los notaba calientes y duros mientras los golpeaba al ritmo de una paja frenética. Continué así unos minutos más y cuando noté que me corría tiré fuertemente de la corbata como si fueran unas riendas de caballo y mi polla empezó a disparar chorros de semen mientras que mis huevos hervían y casi explotaban.
Fue una sensación increíble que recomiendo a todo el mundo, ahora tengo claro lo que haré cuando vaya a alguna boda o ceremonia donde tenga que ponerme corbata.
La hermana pequeña (III)
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Mi vida estaba dando un giro radical en un aspecto concreto, pero no quería darme cuenta. Después de lo ocurrido llegué a casa en un estado de agotada excitación y lamentando que todo la energía que había demostrado el jubilado Bárdenas no se hubiera podido destinar a darme alguna alegría. Para colmo, Arturo vino a buscarme después del trabajo, pero estaba tan salido que sólo quería apagar su ansiedad. En vano intenté enseñarle como masturbarme, pero fue tan torpe que no atinó a dar con mi clítoris con lo que al final me bajé del coche cabreada, dejándolo con un trancón todavía mayor que el que tenía por la mañana y quedando yo más cachonda, si ello era posible, en parte por culpa de sus insidiosos toqueteos, en especial centrados en mis pechos.
En casa mis padres cenaban con mis hermanas y con Humberto, un primo nuestro cuyos padres se estaban divorciando y que por este motivo de manera ocasional pasaba algunas noches con nosotros. Si bien ni Lidia ni yo le soportábamos – por lo joven que era, apenas 16 años, sus cara de granos y la tendencia natural a destrozarlo todo con lo patoso que era– Fanny siempre resultó más condescendiente, pues a penas le llevaba un año de más. El caso es que no estaba de humor y menos para aguantar al primo Humberto, siempre con sus libros, sus estudios y su parlotear incesante… de manera que di una breve excusa y dije que me iba a la cama que estaba extenuada, y en parte era verdad.
Y en parte no, porque antes me fui a la ducha con la intención no sólo de sentirme limpia sino de acabar con mis manos lo que ni Bárdenas ni Arturo habían sabido llevar a buen término.
Pero no era mi día, querido. Y no te rías. Estaba ya totalmente enjabonada, había estimulado al máximo mis grandes pechos a base de frotarlos con mis manitas una y otra vez e iba por fin a dar debida cuenta de lo que me pedía el cuerpo cuando entró sin llamar la inoportuna de mi hermana Fanny, que tenía la regla.
–No molesto ¿verdad?
No le dije nada, ni siquiera que con el dinero que tenía papá podíamos tener una casa con cuatro cuartos de baño. Por suerte la gruesa mampara impidió que reconociese mi verdadero estado con lo que me coloqué bajo el agua y potente chorro se llevó todo el jabón y otra posibilidad de quedar satisfecha.
Me encontraba tan agotada que me dormí en seguida. Pero una cosa es dormir y otra muy distinta descansar sobre todo porque toda la noche sufrí violentos sueños eróticos que me arrancaban de mi sueño para despertarme de manera brusca, jadeando, sudorosa, de manera sucesiva. Especialmente recurrente era un sueño en que mi novio, pero nunca veía la cara de Arturo, se iba en un barco y yo acudía a despedirle al muelle. Iba del todo emperifollada, con un vestido como de diva de cine, con pamela y todo. Para mi desgracia el día era ventoso y el muelle no especialmente concurrido, con lo que un golpe de aire me jugaba un mala pasada y de novia virginal pasaba a estar prácticamente en bolas, y yo como una boba, ocupaba una mano en que no se me volase la pamela con lo que difícilmente podía proteger mis piernas, enfundadas en medias como las que me dejaba mi hermana, ni tampoco mi escuetas braguitas haciendo juego. Al final, no podía mantener el equilibrio sobre unos tacones imposibles y se abalanzaba sobre mí un grupo de malicentos marineros que aprovechaban para hacerme de todo, y lo peor, a mi me gustaba, me gustaba que me hicieran de todo y disfrutaba secretamente sabiendo que mi novio me estaba mirando desde el barco que se alejaba, impotente, mientras yo era tomada al asalto por un grupo de desconocidos.
Sin embargo las inoportunas pesadillas acababan de manera abrupta antes de que pudiese llegar a algún tipo de gozo pleno, con lo que por la mañana, mi estado era deplorable y de una ansiedad terrible. De manera que cuando Lidia entró para despertarme, le dije que me sentía mal y que me quedaría en cama pues en mi estado no podía ir al trabajo.
No había mentido, mi estado no me permitía trabajar pero mis planes iban más allá y mientras la familia desayunaba en el piso de abajo me deslicé subrepticiamente a la habitación de mis padres y encontré en donde estaba escondido el vibrador de mi madre. Era la primera vez que lo cogía, lo juro, pero es que ya no podía más. De puntillas volví a la cama con mi trofeo particular. Ahora sólo había que esperar a que la familia se fuese y me quedase sola en casa. Todos estudiaban o trabajaban por lo que hasta que llegase la mujer que nos hacía el trabajo doméstico, tenía tres horas en las que por fin aplacaría el deseo que me ardía por dentro.
Mientras esperaba acariciaba la punta redondeada del dildo, comprobaba que tuviera pilas y accionaba en el botón de la base, que parecía el del volumen de una radio antigua, después del primer clic se ponía en marcha y entonces en vez del volumen lo que aumentaba era la intensidad de la vibración. La verdad es que estaba tan mojada, que pensé que bastaría con meter la puntita.
Mi familia se despidió de mí y me recomendó que me mejorase. Cuando oí cerrarse la última puerta me dispuse a zanjar lo que tenían que haber acabado otros. Puse la vibración al mínimo y el consolador empezó a abrirse paso. Tal como preveía nada más penetrar levemente empecé a sentirme transportada al séptimo cielo…
–¡Hola, primita!
La puerta se abrió de golpe y apareció mi primo Humberto. Con sus granos y su horrible camisa a cuadros. Me había olvidado de él. Y del susto y con lo mojada que estaba el vibrador se me había hundido mucho más de lo previsto.
–Como con la última pelea de mis padres no puedo volver a mi casa tu madre me ha pedido que cuide de ti.
No podía creerlo. Mamuchi sabía como aborrecía a Humberto, no sólo porque fuera patoso sin remedio y además poco agraciado y sin estilo sino porque además pertenecía a la rama de la familia menos favorecida económicamente.
Llevaba una bandeja en la mano con leche y galletas y avanzaba hacia mi cama que por suerte permanecía en la penumbra.
Con una mano intenté sacarme el vibrador, pero estaba tan mojada que se me escapaba de entre los dedos, con la otra intente que no se acercase.
– Ah, ah, ah… estoy bien, mejor vete.
Pero era tan pesado.
– De eso nada. He prometido a tu madre que haría lo que estuviese en mi mano para que te sintieses bien.
– Ah, uy… oooohhhh… Sí ya me siento muy bien –contesté yo pensando más en el vibrador que en otra cosa.
Lamenté en ese momento haberme puesto para dormir uno de mis camisones más sexys, sólo acompañado por unas braguitas a juego que seguían puestas pues sólo las había apartado un poco para dejar paso al consolador. Era azulito, muy corto y demasiado escotado, aunque la gasa fuese tan transparente que incluso para Humberto deberían ser evidentes mis grandes melones y unos pezones más inhiestos que nunca, después de más de doce horas de calentura sin fin.
Con aquello que sentía entre las piernas y con el cuerpo entre convulsiones y temblores no podía controlar la situación ni era dueña de mí.
–Será mejor que te tomes esta leche – me dijo poniéndome la bandeja encima de la cama, en mi regazo.
–No, Humberto… de verdad… ya estoy recibiendo lo que … ahhh… uuuuhm… necesito.
–¡Oh, que torpe soy!
No sé si fue culpa mía, porque me temblaba todo, o fueron las habituales manos de trapo de Humberto, intentando que me bebiera la maldita leche, el caso es que de pronto me vi encima la totalidad del contenido del enorme vaso. Tenía leche por el cuello, por mi pelo negro, que caía en ondas sobre los hombros, pero sobre todo el muy imbécil me la había derramado en mis pechos y mi escote.
–No.. no… no sabes cuánto lo siento, querida prima, ahora te seco…
–No, no me toques, he dicho que no… uooohh,, uahhh
–Si es que no te encuentras bien, mira que dolores, que fiebres tienes –me decía mientras me secaba con la servilleta aprovechando para tocar mis sensibles pezones mucho más de lo que era aconsejable. Para secarme del todo me bajo los tirantitos del camisón y se empleó a fondo sin que pudiera decir nada, a penas balbucir ligeras protestas. Fue una buena metida de mano, con la que me dio un buen repaso. Pensaba que todo había terminado cuando el muy imbécil volvió a meter la pata.
–Será mejor que me lleve la bandeja.
Pero el muy idiota levantó la bandeja junto con la ropa de cama, con lo que lo corto de mi camisón y mis espléndidas y largas piernas fijaron toda su atención.
– ¡Oh, cuánto lo siento!
–Mira lo que haces imbécil –protesté yo mientras me tapaba mi intimidad con la almohada, más para cubrir el vibrador que mis vergüenzas.
Entonces de repente se volvió hacia mí. Estaba muy cerca, se puso de rodillas en la cama y yo no había podido subirme el camisón por lo que mis pechos parecían luces de alerta en la semioscuridad de la habitación. Su mirada de loco con ojos saltones me decía que se iba a abalanzar sobre mí.
– ¿No lo oyes?
– ¿El qué?
– El zumbido.
– Yo no oigo nada –mentí.
– Es aquí debajo – y antes de que pudiera decir nada metió la mano debajo de la almohada.
–¡¡¡No toques ahí!!! –chillé. Pero fue inútil, estaba tan mojada que su mano prácticamente se deslizó hasta el consolador. Pero era tan estúpido que no entendía nada.
–Ya lo tengo. Es un raro instrumento con un botón…
– ¡No lo toques! ¡No… lo… ¡AAAAAHHHHHHH!!! ¡¡¡¡Dioooooos!!!!
El muy imbécil lo había puesto al máximo y para colmo lo había hundido todavía más. La vibración había pasado de cero a cien en tres segundos. ¿Qué más podía pasarme?
–¡¡¡Por Dioooos…. Humberto!!! ¡¡¡Para eso!!!
–No puedo, el botón de este walkman parece atascado.
Lo siguiente que recuerdo es la imagen de Humberto con el botón en la mano, fuera del aparato, verdaderamente era un manazas sin remedio. Mis pechos temblaban como flanes ante las sacudidas que estaba sintiendo, toda mi columna vertebral era una corriente eléctrica.
–Tranquila, ya te lo saco.
Yo intenté defenderme con la almohada, pero fue inútil. Aquellos dedazos ya se sabían el camino y por primera vez en su vida hicieron algo bien, aunque en le momento más desafortunado pues estaba a punto de estallar en el mejor orgasmo de mi vida cuando el muy idiota sacó el miembro de plástico dejándome a las puertas del cielo.
¡No lo podía creer! ¡Se podía tener tanta mala suerte! Humillada por mi pariente más pobre y más estúpido, el vibrador de mi madre roto y, encima… ¡seguía sin poder consumar un orgasmo como Dios manda!.
Pero sí podía haber algo peor. Humberto permanecía de pie, estupefacto, como comprendiendo por fin. De pronto me di cuenta de que debía evitar a toda costa que explicase la verdad a mis padres.
– Tú no estás enferma. Y eso no es un walkman.
– Ven, que te lo explicaré todo –y aparté la almohada para que pudiera ver mi magnífico cuerpo, apenas tapado por unas braguitas azules mojadas y un camisón enrollado en mi cintura.
–Tú me has engañado, prima.
–Vale, Humberto. He sido un poco mala. Pero quiero ser buena, de verdad.
El muy cándido se acercó y yo me hice la tonta, algo a lo que ningún hombre puede resistirse:
–¡Vaya, si te ha caído leche en tu pantalón!
–No es nada, apenas un par de gotas.
–Venga, sácatelo –y como ya estaba a mano le desabroché el cinturón y le bajé el tejano, casi sin que ofreciese resistencia.
-Uy, que tonta te he bajado el slip sin querer!
Sin querer. ¡Ya! ¡Como el pedazo de polla que salió de allí! ¡Era considerable para un chico de 15 años!
Sentada en la cama estaba a la altura ideal. La tomé entre las dos manos y la empecé a cimbrear poco a poco.
– Esto no está bien, prima.
– Lo que no está bien es que te quedes así. No se pueden acumular tensiones.
Empecé a darle ligeros besos en la punta, muy leves, sólo un roce de labios, pero era suficiente para que cada vez fuera creciendo más y más…
– Basta, esto está mal… no…
Pero su resistencia era débil. Cuando me metí el miembro en mi boca ya era mío, sin remedio.
– No, no… está… bien…
– Tienes razón, primito, será mejor que pare – y lo miré con mis ojitos más inocentes, sosteniendo todavía aquella morcilla en mi mano.
– ¡¡¡No!!! ¡Sigue! ¡Por favor!
– Bueno, pero sólo si no le dices a nadie nada de todo esto.
– Lo juro, pero sigue ya… que no puedo más.
Cerrado el trato volví a mis tareas. Él era un poco torpe e intentaba doblar las caderas y golpear la parte interior de mis carrillos con su miembro. No había entendido nada. Pero al menos la primera clase fue provechosa para él. Se corrió con un espasmo y cuando me di cuenta de que se venía todavía tuve tiempo de sacarla de mi boca, aunque el precio fue dejar el camisón perdido. Cuando acabé estuvo claro que no tenía una idea muy elevada de mi moral, pero que tampoco diría nada a nadie.
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En casa mis padres cenaban con mis hermanas y con Humberto, un primo nuestro cuyos padres se estaban divorciando y que por este motivo de manera ocasional pasaba algunas noches con nosotros. Si bien ni Lidia ni yo le soportábamos – por lo joven que era, apenas 16 años, sus cara de granos y la tendencia natural a destrozarlo todo con lo patoso que era– Fanny siempre resultó más condescendiente, pues a penas le llevaba un año de más. El caso es que no estaba de humor y menos para aguantar al primo Humberto, siempre con sus libros, sus estudios y su parlotear incesante… de manera que di una breve excusa y dije que me iba a la cama que estaba extenuada, y en parte era verdad.
Y en parte no, porque antes me fui a la ducha con la intención no sólo de sentirme limpia sino de acabar con mis manos lo que ni Bárdenas ni Arturo habían sabido llevar a buen término.
Pero no era mi día, querido. Y no te rías. Estaba ya totalmente enjabonada, había estimulado al máximo mis grandes pechos a base de frotarlos con mis manitas una y otra vez e iba por fin a dar debida cuenta de lo que me pedía el cuerpo cuando entró sin llamar la inoportuna de mi hermana Fanny, que tenía la regla.
–No molesto ¿verdad?
No le dije nada, ni siquiera que con el dinero que tenía papá podíamos tener una casa con cuatro cuartos de baño. Por suerte la gruesa mampara impidió que reconociese mi verdadero estado con lo que me coloqué bajo el agua y potente chorro se llevó todo el jabón y otra posibilidad de quedar satisfecha.
Me encontraba tan agotada que me dormí en seguida. Pero una cosa es dormir y otra muy distinta descansar sobre todo porque toda la noche sufrí violentos sueños eróticos que me arrancaban de mi sueño para despertarme de manera brusca, jadeando, sudorosa, de manera sucesiva. Especialmente recurrente era un sueño en que mi novio, pero nunca veía la cara de Arturo, se iba en un barco y yo acudía a despedirle al muelle. Iba del todo emperifollada, con un vestido como de diva de cine, con pamela y todo. Para mi desgracia el día era ventoso y el muelle no especialmente concurrido, con lo que un golpe de aire me jugaba un mala pasada y de novia virginal pasaba a estar prácticamente en bolas, y yo como una boba, ocupaba una mano en que no se me volase la pamela con lo que difícilmente podía proteger mis piernas, enfundadas en medias como las que me dejaba mi hermana, ni tampoco mi escuetas braguitas haciendo juego. Al final, no podía mantener el equilibrio sobre unos tacones imposibles y se abalanzaba sobre mí un grupo de malicentos marineros que aprovechaban para hacerme de todo, y lo peor, a mi me gustaba, me gustaba que me hicieran de todo y disfrutaba secretamente sabiendo que mi novio me estaba mirando desde el barco que se alejaba, impotente, mientras yo era tomada al asalto por un grupo de desconocidos.
Sin embargo las inoportunas pesadillas acababan de manera abrupta antes de que pudiese llegar a algún tipo de gozo pleno, con lo que por la mañana, mi estado era deplorable y de una ansiedad terrible. De manera que cuando Lidia entró para despertarme, le dije que me sentía mal y que me quedaría en cama pues en mi estado no podía ir al trabajo.
No había mentido, mi estado no me permitía trabajar pero mis planes iban más allá y mientras la familia desayunaba en el piso de abajo me deslicé subrepticiamente a la habitación de mis padres y encontré en donde estaba escondido el vibrador de mi madre. Era la primera vez que lo cogía, lo juro, pero es que ya no podía más. De puntillas volví a la cama con mi trofeo particular. Ahora sólo había que esperar a que la familia se fuese y me quedase sola en casa. Todos estudiaban o trabajaban por lo que hasta que llegase la mujer que nos hacía el trabajo doméstico, tenía tres horas en las que por fin aplacaría el deseo que me ardía por dentro.
Mientras esperaba acariciaba la punta redondeada del dildo, comprobaba que tuviera pilas y accionaba en el botón de la base, que parecía el del volumen de una radio antigua, después del primer clic se ponía en marcha y entonces en vez del volumen lo que aumentaba era la intensidad de la vibración. La verdad es que estaba tan mojada, que pensé que bastaría con meter la puntita.
Mi familia se despidió de mí y me recomendó que me mejorase. Cuando oí cerrarse la última puerta me dispuse a zanjar lo que tenían que haber acabado otros. Puse la vibración al mínimo y el consolador empezó a abrirse paso. Tal como preveía nada más penetrar levemente empecé a sentirme transportada al séptimo cielo…
–¡Hola, primita!
La puerta se abrió de golpe y apareció mi primo Humberto. Con sus granos y su horrible camisa a cuadros. Me había olvidado de él. Y del susto y con lo mojada que estaba el vibrador se me había hundido mucho más de lo previsto.
–Como con la última pelea de mis padres no puedo volver a mi casa tu madre me ha pedido que cuide de ti.
No podía creerlo. Mamuchi sabía como aborrecía a Humberto, no sólo porque fuera patoso sin remedio y además poco agraciado y sin estilo sino porque además pertenecía a la rama de la familia menos favorecida económicamente.
Llevaba una bandeja en la mano con leche y galletas y avanzaba hacia mi cama que por suerte permanecía en la penumbra.
Con una mano intenté sacarme el vibrador, pero estaba tan mojada que se me escapaba de entre los dedos, con la otra intente que no se acercase.
– Ah, ah, ah… estoy bien, mejor vete.
Pero era tan pesado.
– De eso nada. He prometido a tu madre que haría lo que estuviese en mi mano para que te sintieses bien.
– Ah, uy… oooohhhh… Sí ya me siento muy bien –contesté yo pensando más en el vibrador que en otra cosa.
Lamenté en ese momento haberme puesto para dormir uno de mis camisones más sexys, sólo acompañado por unas braguitas a juego que seguían puestas pues sólo las había apartado un poco para dejar paso al consolador. Era azulito, muy corto y demasiado escotado, aunque la gasa fuese tan transparente que incluso para Humberto deberían ser evidentes mis grandes melones y unos pezones más inhiestos que nunca, después de más de doce horas de calentura sin fin.
Con aquello que sentía entre las piernas y con el cuerpo entre convulsiones y temblores no podía controlar la situación ni era dueña de mí.
–Será mejor que te tomes esta leche – me dijo poniéndome la bandeja encima de la cama, en mi regazo.
–No, Humberto… de verdad… ya estoy recibiendo lo que … ahhh… uuuuhm… necesito.
–¡Oh, que torpe soy!
No sé si fue culpa mía, porque me temblaba todo, o fueron las habituales manos de trapo de Humberto, intentando que me bebiera la maldita leche, el caso es que de pronto me vi encima la totalidad del contenido del enorme vaso. Tenía leche por el cuello, por mi pelo negro, que caía en ondas sobre los hombros, pero sobre todo el muy imbécil me la había derramado en mis pechos y mi escote.
–No.. no… no sabes cuánto lo siento, querida prima, ahora te seco…
–No, no me toques, he dicho que no… uooohh,, uahhh
–Si es que no te encuentras bien, mira que dolores, que fiebres tienes –me decía mientras me secaba con la servilleta aprovechando para tocar mis sensibles pezones mucho más de lo que era aconsejable. Para secarme del todo me bajo los tirantitos del camisón y se empleó a fondo sin que pudiera decir nada, a penas balbucir ligeras protestas. Fue una buena metida de mano, con la que me dio un buen repaso. Pensaba que todo había terminado cuando el muy imbécil volvió a meter la pata.
–Será mejor que me lleve la bandeja.
Pero el muy idiota levantó la bandeja junto con la ropa de cama, con lo que lo corto de mi camisón y mis espléndidas y largas piernas fijaron toda su atención.
– ¡Oh, cuánto lo siento!
–Mira lo que haces imbécil –protesté yo mientras me tapaba mi intimidad con la almohada, más para cubrir el vibrador que mis vergüenzas.
Entonces de repente se volvió hacia mí. Estaba muy cerca, se puso de rodillas en la cama y yo no había podido subirme el camisón por lo que mis pechos parecían luces de alerta en la semioscuridad de la habitación. Su mirada de loco con ojos saltones me decía que se iba a abalanzar sobre mí.
– ¿No lo oyes?
– ¿El qué?
– El zumbido.
– Yo no oigo nada –mentí.
– Es aquí debajo – y antes de que pudiera decir nada metió la mano debajo de la almohada.
–¡¡¡No toques ahí!!! –chillé. Pero fue inútil, estaba tan mojada que su mano prácticamente se deslizó hasta el consolador. Pero era tan estúpido que no entendía nada.
–Ya lo tengo. Es un raro instrumento con un botón…
– ¡No lo toques! ¡No… lo… ¡AAAAAHHHHHHH!!! ¡¡¡¡Dioooooos!!!!
El muy imbécil lo había puesto al máximo y para colmo lo había hundido todavía más. La vibración había pasado de cero a cien en tres segundos. ¿Qué más podía pasarme?
–¡¡¡Por Dioooos…. Humberto!!! ¡¡¡Para eso!!!
–No puedo, el botón de este walkman parece atascado.
Lo siguiente que recuerdo es la imagen de Humberto con el botón en la mano, fuera del aparato, verdaderamente era un manazas sin remedio. Mis pechos temblaban como flanes ante las sacudidas que estaba sintiendo, toda mi columna vertebral era una corriente eléctrica.
–Tranquila, ya te lo saco.
Yo intenté defenderme con la almohada, pero fue inútil. Aquellos dedazos ya se sabían el camino y por primera vez en su vida hicieron algo bien, aunque en le momento más desafortunado pues estaba a punto de estallar en el mejor orgasmo de mi vida cuando el muy idiota sacó el miembro de plástico dejándome a las puertas del cielo.
¡No lo podía creer! ¡Se podía tener tanta mala suerte! Humillada por mi pariente más pobre y más estúpido, el vibrador de mi madre roto y, encima… ¡seguía sin poder consumar un orgasmo como Dios manda!.
Pero sí podía haber algo peor. Humberto permanecía de pie, estupefacto, como comprendiendo por fin. De pronto me di cuenta de que debía evitar a toda costa que explicase la verdad a mis padres.
– Tú no estás enferma. Y eso no es un walkman.
– Ven, que te lo explicaré todo –y aparté la almohada para que pudiera ver mi magnífico cuerpo, apenas tapado por unas braguitas azules mojadas y un camisón enrollado en mi cintura.
–Tú me has engañado, prima.
–Vale, Humberto. He sido un poco mala. Pero quiero ser buena, de verdad.
El muy cándido se acercó y yo me hice la tonta, algo a lo que ningún hombre puede resistirse:
–¡Vaya, si te ha caído leche en tu pantalón!
–No es nada, apenas un par de gotas.
–Venga, sácatelo –y como ya estaba a mano le desabroché el cinturón y le bajé el tejano, casi sin que ofreciese resistencia.
-Uy, que tonta te he bajado el slip sin querer!
Sin querer. ¡Ya! ¡Como el pedazo de polla que salió de allí! ¡Era considerable para un chico de 15 años!
Sentada en la cama estaba a la altura ideal. La tomé entre las dos manos y la empecé a cimbrear poco a poco.
– Esto no está bien, prima.
– Lo que no está bien es que te quedes así. No se pueden acumular tensiones.
Empecé a darle ligeros besos en la punta, muy leves, sólo un roce de labios, pero era suficiente para que cada vez fuera creciendo más y más…
– Basta, esto está mal… no…
Pero su resistencia era débil. Cuando me metí el miembro en mi boca ya era mío, sin remedio.
– No, no… está… bien…
– Tienes razón, primito, será mejor que pare – y lo miré con mis ojitos más inocentes, sosteniendo todavía aquella morcilla en mi mano.
– ¡¡¡No!!! ¡Sigue! ¡Por favor!
– Bueno, pero sólo si no le dices a nadie nada de todo esto.
– Lo juro, pero sigue ya… que no puedo más.
Cerrado el trato volví a mis tareas. Él era un poco torpe e intentaba doblar las caderas y golpear la parte interior de mis carrillos con su miembro. No había entendido nada. Pero al menos la primera clase fue provechosa para él. Se corrió con un espasmo y cuando me di cuenta de que se venía todavía tuve tiempo de sacarla de mi boca, aunque el precio fue dejar el camisón perdido. Cuando acabé estuvo claro que no tenía una idea muy elevada de mi moral, pero que tampoco diría nada a nadie.
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